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Columna
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Rajoy se prepara para aplicar el hacha

Mariano Rajoy rompió por fin su silencio tras una victoria aplastante en las elecciones del mes pasado. El próximo presidente del Gobierno dio un discurso poco inspirador al nuevo Congreso, destacando sus prioridades. No se explayó con los detalles. Pero su énfasis en las reformas estructurales y reducción de costes parece correcto, incluso si los 16.500 millones de recorte presupuestario no son suficientes, como parece probable.

Como Rajoy apunta, el panorama no podría ser más sombrío. La economía española no crece y el nuevo Gobierno no conoce aún el estado de las cuentas a final de año. Para cumplir el objetivo de déficit fiscal del 4,4% del PIB, el Gobierno tendrá que recortar 16.500 millones. Pero eso asumiendo que puede alcanzarse el 6% de este año, lo que parece difícil dado el estancamiento económico. Rajoy se ha comprometido a congelar las contrataciones del Gobierno así como a evitar las duplicidades. Pero el anuncio de que subirá las pensiones choca con el mensaje de austeridad.

Rajoy no puede solo limitarse a recortar costes y esperar a que la economía crezca. Planea ofrecer incentivos fiscales para estimular la contratación y la inversión. Es importante destacar que se centrará en la reforma de la legislación laboral y el sistema financiero. No ha dado muchos detalles sobre lo primero, ya que sindicatos y patronal están en medio de negociaciones. Pero que no mencionara la dualidad del mercado laboral fue decepcionante. En relación a los bancos, dejó conjeturar a los inversores sobre si se creará un banco malo para almacenar los poco fiables activos inmobiliarios. Por último, prometió abordar la cuestión de la reforma de un sector energético inflado, y dio a entender que el coste del ajuste afectaría más al sector, y no tanto al consumidor. Si las reformas se realizan correctamente, Rajoy tiene por delante unas cuantas batallas. Parece preparado para afrontarlas, lo que es alentador, y la mayoría absoluta en el Congreso y las comunidades autónomas debería ayudarle. Pero no puede hacerlo solo: Europa tiene aún necesidad de un plan creíble para estabilizar la eurozona. El objetivo de Rajoy es que España deje de ser uno de sus eslabones más débiles.

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