Francia, el perdedor en el drama del euro
Una vez más, Nicolas Sarkozy hizo creer al mundo que se anotó un gran éxito en la cumbre europea. Pero una vez más, esto fue gracias a desviar la atención. Utilizó la oportunidad sin precedentes facilitada por el primer ministro de Reino Unido. Sarkozy puede haber engañado a eruditos y buena parte de la opinión francesa, pero la gran verdad es que Francia ha perdido frente a Alemania en todos los argumentos importantes sobre cómo luchar en la crisis.
Francia tuvo que estar de acuerdo con la mayor parte de las demandas alemanas. Se inscribió en un freno a la deuda que será mucho más potente que la llamada regla de oro que Sarkozy había propuesto para los presupuestos franceses. Francia tuvo también que estar de acuerdo con la utilización de las sanciones cuasi automáticas contra los países que violen las reglas de disciplina fiscal de la eurozona.
Pero París sufrió su derrota más severa en relación al Banco Central Europeo (BCE). Una y otra vez, de una cumbre a otra, París ha llegado con esquemas para sortear lo que Mario Draghi llamaría "el espíritu" de los tratados de la UE que prohíben al BCE financiar los déficits fiscales de los miembros. Pero París sufrió su derrota más severa con la idea de convertir en un banco el fondo europeo de rescate. Y luego la sugerencia de que el BCE pudiera prestar dinero al Fondo Monetario Internacional. Todas estas ideas provienen del obsesivamente creativo Tesoro francés. Y, como era de esperar, todas ellas fueron derribadas por Angela Merkel y el BCE. Sin embargo, en cada cumbre Sarkozy también ha conseguido revertir la situación y salvar la cara. En cada ocasión, Francia se unió con Alemania para jugar duro con terceros países. Silvio Berlusconi fue faltado al respeto; Yorgos Papandreu fue amonestado, y la semana pasada David Cameron fue intimidado. Los comentaristas insisten en que la última cumbre supuso una victoria diplomática para Francia. Según esos términos, sería odioso pensar lo que supondría una derrota.
Por Pierre Briançon