El peso de reflotar lo peor de lo peor
Ahora o nunca. Y así ha sido. Josep Oliu ha conseguido su sueño, convertir a Banco Sabadell en el quinto grupo financiero español. El presidente de Sabadell sí ha dado sentido al manido dicho de que en épocas de crisis se puede salir reforzado. El Banco de España anunció ayer la adjudicación de Caja Mediterráneo (CAM) a Banco Sabadell, único grupo que al final presentó una oferta vinculante competitiva para quedarse con la caja alicantina, la primera entidad de ahorro que se incorpora a un banco.
Con esta operación Oliu logra convertir a Sabadell en un banco sistémico, colocarlo en la quinta posición y adelantar a su más eterno rival, Banco Popular. Todo, además, "sin riesgos sustanciales" para Sabadell "debido a los esquemas de saneamiento, recapitalización y liquidez provistos por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) -con aportación de toda la banca- y del FROB", según explicó ayer el banquero en un comunicado.
Sabadell compra CAM por un euro, ya que su recapitalización corre a cargo del FGD, y el 80% de la morosidad que vaya aflorando a lo largo de 10 años lo asumirá también el Fondo de Garantía a partir de 3.900 millones, ya que esta primera cantidad será cubierta al 100% por las provisiones que tiene la propia CAM. El 20% lo asume Sabadell.
A priori parece una operación redonda para Sabadell, tanto que no se entiende que el resto de la gran banca interesada inicialmente en la caja alicantina no haya presentado también oferta vinculante.
Pero en todos los despachos de los banqueros resuenan aún las palabras pronunciadas en septiembre por el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. "CAM es lo peor de lo peor", y Sabadell, como el resto de los bancos que inicialmente tenían intención de pujar lo saben. No en vano el grupo catalán ha solicitado un Esquema de Protección de Activos (EPA) sobre una cartera problemática de activos de CAM por 24.000 millones de euros, entre crédito promotor, suelo, edificios y obra en curso, así como préstamos para compra de vivienda y refinanciaciones, entre otros activos. De estas ayudas multimillonarias que podrá recibir Sabadell si al final todos estos créditos son morosos, 3.900 millones saldrán de las provisiones que posee CAM como ya se ha dicho, y el resto del FGD en un 80%.
De esta forma, el banco presidido por Oliu solo tendría que asumir unas potenciales pérdidas por mora de hasta 4.000 millones de euros, según los cálculos de todas las entidades que han mostrado interés por la caja de ahorros. Sabadell, además, tendrá que asumir la captación entre 2.000 millones a unos 2.200 millones de euros de nuevo capital para incorporar CAM, entre otras razones porque con la caja Sabadell pasa al grupo de bancos sistémicos al sumar unos activos de 166.350 millones de euros. Es decir, el nuevo banco (Sabadell más CAM) tiene que tener un core capital del 9%, razón por la que necesita subir su capital. Incluso tendrá que rebasar este ratio para no asfixiarse durante el próximo ejercicio, el más duro para el sector en general, y de Sabadell en particular, ya que pese a las ayudas, el bocado de la caja alicantina es el más grande que podía dar el banco catalán y su digestión puede durarle varios años, incluso una década.
Para mejorar su capital ya cuenta con el beneplácito de su núcleo estable de accionistas, que están dispuestos a suscribir una ampliación de capital; varios fondos también. Pero también ha comenzado a preparar los nuevos requisitos de fondos propios, razón por la que la semana pasada anunció el canje de una emisión de preferentes de 870 millones de euros. Con esta medida mejorará su capital en 150 puntos básicos, lo que situará su core capital (sin CAM, claro) en el 10,6%. En su cartera tiene otras operaciones que también pueden sumar fondos al grupo y así aminorar lo más posible la búsqueda de dinero en el mercado.
El FROB aseguró ayer que, a favor de la oferta de Sabadell, cuyo esquema de ayudas aún tiene que pasar por Bruselas, cuenta su gran experiencia en integraciones. En los últimos 15 años ha sumado al grupo seis entidades en España -Natwest, Asturias, Herrero, Atlántico, Urquijo y Guipuzcoano-. Además, ya contaba con experiencia en la presentación de ofertas por entidades intervenidas. Pujo hace dos años por la cordobesa Cajasur, que finalmente fue adjudicada a BBK. Entonces Sabadell pidió ayudas públicas por 800 millones de euros. BBK por casi la mitad, razón por la que fue la adjudicataria. Pero un año después las pérdidas que han aflorado por morosidad en la caja cordobesa ascienden a unos 1.500 millones de euros en cifras redondas.
Sabadell asumirá el timón de la CAM antes de que finalice el año. Ya ha realizado la lista de los directivos que deben reflotar la caja que se ha ido deteriorando en los últimos meses a pasos agigantados. La lista puede llegar a más de 50 ejecutivos de primer nivel que deberán trasladarse a Alicante para dar nuevos bríos a la gestión de la caja. No hay que olvidar que el grupo catalán ha destinado unos 179 empleados suyos a estudiar los números de CAM, y parece que le han salido. Espera que la caja pueda dar beneficios ya en dos años.
Antes, también, tendrá que acometer otro ajuste de plantilla en la maltrecha caja, y el cierre de oficinas. En los servicios centrales de CAM trabajan unos 1.500 empleados, y en los de Sabadell algo más de 1.000.
El ajuste, no obstante, puede que se quede en unos 1.000 empleados. El responsable de Comfía-CC OO, José María Martínez, pide que se abra una mesa de negociación para que se conserve el mayor número de empleados en la caja. Pese a ello, cree que la solución de que Sabadell se quede con CAM es favorable, aunque considera que el destino de la entidad alicantina se tenía que haber producido antes.
BBVA, Santander o La Caixa esperan su oportunidad. Creen que se producirán otras oportunidades más interesantes para ellos. Pueden aspirar a crecer en España como fuera. Además, de todos los interesados por CAM, Sabadell es el banco que menos duplicidades tiene con la entidad intervenida. Ahora el problema para el afortunado es gestionar este bocado tan grande y deteriorado.