Europa vs. la quiebra, la recesión y el descrédito
Estimular los préstamos y recortar el déficit, propiciar el crecimiento económico y mostrar una imagen de solvencia política y unidad. Muchas son las tareas a que se enfrenta la Unión Europea en el centro de las miradas de todo el mundo. En su mano, no volver a defraudar las expectativas creadas.
"Venid senadores y congresistas/ oíd la llamada/ no os quedéis en la puerta/ y no bloquéis la sala". Bob Dylan, obviamente, escribió esta canción, The times they are a-changin' unos 47 años antes de los decisivos eventos que se producen en este final de semana laboral. Pero hoy, como en aquel entonces, los líderes políticos vuelven a parecer más el obstáculo que la vía hacia la solución.
Muchas son las tareas a que se enfrentan en las próximas horas los mandatarios europeos. No solo han de luchar contra la restricción crediticia de la banca y un déficit fiscal galopante, sino también con la los efectos que una interminable crisis de liquidez está teniendo sobre la banca europea y, sobre todo, con el descrédito político que cuatro cumbres europeas de inacción o medidas a medias ha tenido sobre la cúpula dirigente.
Para paliar la sequía de préstamos, es de prever que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, no solo vuelva a rebajar los tipos. Los analistas cuentan con que relaje las exigencias sobre colaterales para acceder a financiación barata.
El grueso de las decisiones sobre la crisis de deuda soberana y la salvaguarda del euro y de la imagen política se fraguará, sin embargo, a partir de la tarde de hoy. "Todo el mundo mira ahora a Europa, y el mundo espera de nosotros no más problemas nacionales, sino más soluciones europeas", ha asegurado hoy el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso. El portugués es consciente de la dificultad de Gobiernos a la hora de ponerse de auerdo, uina circunstancia que le ha valido la reprimenda pública del mismísniomo Barack Obama.
Y los augurios no son buenos. Angela Merkel y Nicolas Sarkozy parecen estar de acuerdo en fortalecer las exigencias respecto al déficit tras su reunión del lunes. Pero el consenso franco-alemán apenas ha durado 72 horas y ni siquiera la presencia por cuarta vez en Europa en solo cuatro meses del secretario del Tesoro, Tim Geithner, ha servido para conciliar el enfrentamiento entre los dos principales socios del euro. La principal discrepancia entre Berlín y París vuelve a ser en relación con el fondo de rescate de la zona euro y el papel del BCE.
Francia ha vuelto a la carga con su propuesta para transformar en una entidad financiera el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo de rescate permanente que debe entrar en funcionamiento en 2012 o 2013. El nuevo estatus permitiría al MEDE acceder a las líneas de liquidez del BCE, lo que convertiría en prácticamente ilimitada su capacidad de intervención. La propuesta ha sido recogida en el informe previo a la cumbre elaborado por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, a pesar de la conocida oposición de Alemania. Fuentes diplomáticas alemanas en Bruselas rechazaron prácticamente todo el contenido de ese documento y desde Berlín se advirtió por primera vez sobre un posible fracaso de la cumbre. "Hoy miércoles por ayer soy más pesimista sobre la posibilidad de un acuerdo", señaló ayer un portavoz del Gobierno alemán. Y la misma fuente atribuyó su pesimismo al hecho de que "muchos protagonistas todavía no han entendido cuan seria es la situación"
Ampliar recursos
Berlín tampoco parece dispuesto a ampliar los recurso del MEDE (dotado con 500.000 millones), ni siquiera mediante la suma de los recursos del fondo actual (la FEEF o Facilidad Europea de Estabilidad Financiera), dotado con 440.000 millones y del que quedarán (tras el segundo rescate de Grecia) 250.000 millones. "No parece que la posibilidad de sumar ambos fondos cuente por ahora con el consenso necesario", reconocieron ayer fuentes del Consejo Europeo. Durante el día de hoy ha circulado el rumor de que la Eurozona aprobará traspasar 150.000 millones al FMI en forma de préstamos bilaterales para que sea la institución que dirige Christine Lagarde la que preste ayuda financiera a los estados. Lo que no queda claro es que esta transferencia pudiese completar o sustituirparte del refuerzo de los fondos europeos.
A pesar del encono entre Berlín y París, según muchos analistas, se juega el futuro del euro, Bruselas intentó ayer minimizar las diferencias. "Cada país adopta una posición extrema para sentarse a la mesa de negociación con ventaja", señalaba una veterana fuente del Consejo Europeo. "Pero el viernes por la noche o en la madrugada del sábado habrá un acuerdo próximo a lo planeado por Van Rompuy".
La propuesta del presidente del Consejo pasa por una reforma urgente del Tratado de la UE para establecer la obligación de adoptar la llamada regla de oro de equilibrio presupuestario a nivel constitucional, un mecanismo automático de corrección presupuestaria y un control centralizado de las emisiones de deuda nacional. En una segunda fase, Van Rompuy plantea una reforma más profunda del Tratado para acelerar el sistema de sanciones contra los países en déficit excesivo y autorizar a la Comisión a corregir los presupuestos de un país indisciplinado.
Alemania, sin embargo, exigió ayer una reforma profunda y de una sola vez. Berlín descarta, además, que el endurecimiento pueda desembocar en una emisión conjunta de deuda pública, tal y como plantea Van Rompuy.
"Admitid que las aguas alrededor vuestro han crecido y que pronto estaréis empapados hasta la médula". Los retos a que enfrentan los líderes europeos son inmensos, a la altura de las dificultades en que está la moneda única europea. Harían bien en recordar las palabras de Dylan y actuar en consecuencia.