Otra cumbre decisiva, otro partido del siglo
Esta vez es la última oportunidad para salvar el euro. Pero, antes que ésta, ha habido otras últimas oportunidades, otras cumbres y series de reuniones en las que Europa se jugaba su futuro. Encuentros en los que unas palabras mal elegidas, un exceso de vehemencia o una falta de empatía pueden dar al traste con un proyecto de medio siglo y conducir a Europa a probable un crac financiero y a una preocupante incertidumbre geopolítica...
Las cumbres europeas están adoptando un aire de "partido del siglo"; cada vez que juegan Real Madrid y F.C. Barcelona parece el último partido de la historia del fútbol; parece que el partido definirá el futuro futbolístico, pero el año pasado jugaron hasta cinco veces, y este fin de semana, después de la cumbre que nos dirá si volvemos a la peseta, lo harán de nuevo otra vez. Y siempre es el partido del siglo.
¿Es distinto esta vez? Es decir, ¿es realmente la úlitma oportunidad para Europa? Puede ser. Pero la experiencia apunta a otro sitio. Cuando el mundo parece a punto de partirse en dos, Europa llega a un acuerdo. A los 15 días, Europa empieza a derribar este mismo acuerdo. No solo Alemania, aunque desde luego es quien más se esfuerza. Después de la cumbre de julio (la única que dio una mínima sensación de coherencia), la diletancia de Silvio Berlusconi a la hora de aplicar lo que había pactado dio la razón a los políticos del Norte que consideraban que, en cuanto se afloje el torniquete sobre el Sur, éste volvería a gastar.
Pero es este punto de vista moralista, de buenos y malos, cuya profundidad de análisis no excede la de una fábula infantil, el que está tumbando a Europa. No la deuda. Lo explica muy bien Guillermo de la Dehesa en El País este fin de semana. El euro está mal diseñado, pero se puso en marcha con voluntad política. Pero cuando la crisis ha aflorado los errores de diseño, y entonces la voluntad política desapareció.
En cualquier caso, lo más probable es que Merkel y Sarkozy opten por un pacto de mínimos que calme los ánimos y les dibuje como salvadores. Pero lo difícil vendrá después. Cuando toque poner en negro sobre blanco los acuerdos políticos. Cuando haya que definir los mecanismos de rescate, o cuando el BCE tenga que actuar. Ahí está el riesgo. No esta semana (o no solo esta semana), sino después. En esta entrevista en La Vanguardia, Peter Borfinger, miembro del consejo de sabios alemán, aporta dos claves: En el Gobierno alemán nadie sabe nada de economía o mercados (Schaueble es abogado), y por eso muchas de las medidas propuestas para paliar la crisis la han agravado.
Por este motivo me temo que, una vez salvada la bola de partido de esta semana, el afán redentor de Alemania vuelva a ser su prioridad y la decepción acabe por reavivar el fuego de la crisis. Ambrose Evans Pritchard explica en el Telegraph que las condiciones de una eventual integración de políticas económicas serán, de nuevo, un choque de trenes entre dos visiones de la economía excluyentes. Lo difícil vendrá después de la cumbre.
Música contra la crisis. Joy Division: Love will Tear us Apart, 1980
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