El 'banco malo' gana peso como solución para restablecer el crédito
Los expertos consideran que se necesitan medidas más ambiciosas e inmediatas que las fusiones como fórmula definitiva para sanear balances y liberar recursos.
Restablecer el crédito se ha convertido en una necesidad urgente para España. Después de cuatro años de crisis, la reconversión del sector de las cajas, el rescate de cuatro entidades (CCM, Cajasur, CAM y Banco de Valencia) y la inyección de capital público en otras tantas, el dinero sigue sin fluir. La difícil digestión del ladrillo y el fracaso de las fusiones como solución definitiva a los problemas obliga a buscar medidas más ambiciosas. La creación de un banco malo que aglutine los activos tóxicos, limpiar balances entidad por entidad mediante inyecciones de capital o algún sistema de protección para los activos problemáticos parecen las vías de actuación disponibles en un proceso paralelo a la consolidación del sector.
Hasta ahora el Banco de España ha apostado por las fusiones como fórmula para sanear balances. La idea de unir entidades fuertes con débiles para generar sinergias que permitan absorber las pérdidas es la filosofía que ha imperado hasta la fecha. El problema es que las entidades sanas van perdiendo músculo. El deterioro económico empeora la digestión del ladrillo y los crecientes requisitos de capital de Bruselas tienen a la mayoría de entidades ideando fórmulas para cumplir las exigencias, lo que les deja poco margen para asumir los problemas de terceros. A todo esto hay que sumar un entorno que impide el acceso del sector a la financiación. En definitiva, cada vez más obstáculos que se van agravando por unas perspectivas de crecimiento cada día más débiles.
"No es una opción no hacer nada y acelerar las fusiones no resuelve todo el problema, las fusiones son solo un complemento. En cambio, la creación de un banco malo sería la fórmula más efectiva para reactivar el crédito", señala Santiago Carbó, catedrático de economía de la Universidad de Granada. En su opinión, un nuevo proceso de fusiones generaría sinergias por alrededor de 20.000 millones. Sin embargo, tal cuantía no es suficiente por si sola para hacer frente al elevado volumen de activos tóxicos de la banca española, que ascienden a 176.000 millones, pese a que las fusiones permiten realizar saneamientos contra reservas, como se ha visto en la operación de Popular y Pastor.
La conveniencia de crear un banco malo es un debate que cobra fuerza tras la llegada del PP al poder. El partido que preside Marino Rajoy no ha mostrado una postura clara al respecto pero los mensajes contradictorios que ha enviado durante la campaña electoral sugieren que no está cerrado a la idea.
Los partidarios ven en esta fórmula la alternativa más rápida para sanear los balances, reducir las necesidades de liquidez de la banca y liberar de forma inmediata recursos para la concesión de créditos, requisito, este último, indispensable para asegurar tanto la recuperación económica como la creación de empleo. Los detractores encuentran demasiados riesgos de ejecución y temen un alto coste para el contribuyente.
Implantar un banco malo a cargo del Estado requerirá superar las fuertes resistencias del sector, en especial de las entidades de mayor tamaño, pues supondría para la banca el reconocimiento definitivo de pérdidas en su cartera inmobiliaria, algo que podría hipotecar la cuenta de resultados durante años, señalan fuentes del sector. "El regulador y el Gobierno tienen que tomar la iniciativa y decidir para que no vuelva a ocurrir lo que pasó con las fusiones virtuales de las cajas de ahorros, una fórmula que retrasó todo el proceso de saneamiento del sistema. No se puede dejar la búsqueda de soluciones a iniciativa del sector", añaden.
La implementación es precisamente el principal obstáculo y dejaría a Rajoy ante el reto de pactarla con directivos afines a su partido como Francisco González, presidente de BBVA. El precio al que se valoren los activos problemáticos y cuáles de ellos pasarán al banco malo es clave. Si el banco malo paga precios demasiados bajos -muy inferiores a los precios de mercado- y los activos no están correctamente provisionados, los bancos se verán abocados a un proceso de recapitalización. Por el contrario, si se paga un precio alto -el valor en libros- los bancos se verían beneficiados porque los precios no recogerían el ajuste que ya ha experimentado y al final gran parte de la factura la acabaría pagando el contribuyente, algo difícil de explicar en el momento actual.
"Hay que encontrar un punto medio para que el banco pierda algo pero no tenga que recapitalizarse y pueda dar crédito", explica José Ramón Pin, del IESE. Un calendario para que la banca pudiera asumir las pérdidas sería una opción, según los expertos.
En España los activos problemáticos del sector ascienden a 176.000 millones de euros de los cuales 58.000 están provisionados, según el Banco de España. Si atendemos al caso más reciente, Irlanda, donde el Estado adquirió los activos tóxicos del sector con unos descuentos medios del 58%, el sistema español podría verse obligado a realizar provisiones adicionales entre 29.000 y 68.000 millones de euros, según Morgan Stanley. La firma sostiene que el déficit de capital para cubrir este agujero ascendería a 47.000 millones si se requiere de forma inmediata pero da más probabilidad a unas necesidades de 20.000 millones hasta 2013. El resto se cubriría con la generación de beneficios y las dotaciones actuales. De hecho esta firma considera que Santander, BBVA, CaixaBank y "algunas cajas" no necesitarán ayudas públicas.
Otra incógnita es quién pone el dinero y cómo. Morgan Stanley calcula en 100.000 millones el coste del banco malo, una cifra que supone un reto en época de ajustes. De ahí que algunos expertos crean que el fondo de rescate (EFSF) jugaría un papel en su financiación.
La otra gran cuestión es cómo sanear el sector sin disparar el endeudamiento público. La fusión de los tres fondos de garantía de depósitos en octubre para que absorba futuras pérdidas del FROB dejó claro que el Gobierno no quiere incurrir en más déficit. Por otro lado, convertir el banco malo en un vehículo especial participado por empresas privadas evitaría que los fondos destinados a la compra de activos tóxicos computen como déficit, explica Cheuvreux.
Al final, la escasez de recursos públicos reduce las opciones disponibles pero aún queda margen de actuación. Eso sí, el tiempo apremia.
Banco de Valencia reconoce un déficit de provisiones de al menos 562 millones
El déficit de provisiones de Banco de Valencia para cubrir sus riesgos crediticios, activos adjudicados o adquiridos en pago de deudas asciende a 562 millones de euros, según la inspección realizada por el Banco de España a partir de las cuentas cerradas en el primer trimestre del año y según un hecho relevante comunicado ayer a la CNMV. Aun así, la entidad valenciana -intervenida el lunes por la institución que preside Miguel Ángel Fernández Ordóñez- reconoce que "dicho déficit podría ser mayor a resultas de las conclusiones que el Banco de Valencia deberá extraer sobre las potenciales pérdidas del resto de la cartera crediticia no analizada individualmente". Además, puntualiza que tal déficit deberá cargarse contra resultados.La insuficiente cobertura por parte de Banco de Valencia de sus riesgos inmobiliarios ha sido el detonante de la intervención del Banco de España, que inyectará capital en el banco por 1.000 millones de euros y concederá una línea de liquidez de hasta 2.000 millones de euros con la que afrontar los próximos vencimientos y las posibles retiradas de depósitos por parte de la clientela.Las acciones de Banco de Valencia, que fueron suspendidas de cotización el lunes, volverán hoy al parqué, a pesar de que su futuro está en el aire y de que todavía no se conocen los resultados correspondientes al tercer trimestre, que están bajo la revisión del Banco de España.Tras la intervención, se abre ahora un proceso paralelo al de CAM: el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) deberá valorar la entidad para una posterior subasta.