_
_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Sequía en la gestión del recobro

Queda mucho para dar por terminada la crisis económica y todavía quedan escenarios diferentes que se pueden dar. Sin embargo, lo que parece claro es que la disminución del crédito concedido en los dos últimos ejercicios, así como la calidad de los mismos, está empezando a provocar un menor volumen de activos morosos a recobrar durante este ejercicio 2011. A ello se une un mayor envejecimiento de las deudas morosas por el efecto de la ausencia de entradas a un ritmo igual o superior al de las salidas por cobros o fallidos.

Este fenómeno se da en las entidades financieras y también en casi todos los sectores, puesto que, aun por diferentes razones, los efectos que provocan son los mismos.

Es evidente que estamos, por tanto, ante el principio de una ola de difícil cuantificación, pero que sin duda va a modificar el ya inestable statu quo del mundo de los servicios de recobro dentro de las grandes empresas y en el sector de agentes especializados en la gestión de cobros.

Por un lado, aquellas entidades que optaron por la no utilización de compañías especializadas en estos servicios o que lo hicieron de manera mixta, es decir, con un peso importante de departamentos o divisiones internas, empiezan ahora a sentir la necesidad de un replanteamiento de sus estructuras internas. En un momento en el que sigue sin haber tirón en los medios de producción de crédito nuevo, ¿qué hacer? Resulta muy complicado el desplazamiento de las personas ya expertas en el mundo del crédito a servicios de producción, y por otro lado, la inversión tanto en capital como en formación de equipos de alto rendimiento parece que corre grave riesgo de perderse.

Por otro lado, las compañías especializadas en los servicios de recobro, que para atender el incremento de las necesidades de sus clientes tuvieron que recurrir a un crecimiento igual de sus plantillas y recursos, ahora se encuentran en la encrucijada de la reconversión o el crecimiento en diferentes sectores, productos o actividades. Ahora bien, esta encrucijada tiene solución. Algunos líderes del sector consideramos que existe en estos momentos un buen número de posibilidades de dar respuesta a ambos lados de este problema.

Existen unidades de recobro interno en entidades financieras cuya única salida con incremento en valor consiste en su venta. Es decir, su puesta en mercado, al objeto de ser adquiridas por compañías especializadas donde, conjuntamente con otros clientes y usando una mínima reacción en escala, podrían permitir poner en valor el esfuerzo realizado por las entidades con anterioridad, mantener el know how existente y conservar para el originador una gran parte de los recursos que ahora tiene, con su misma o mejor calidad de servicio.

En definitiva, se trata de poner en venta o intercambio las unidades jurídicas constituidas o sus departamentos internos a entidades de prestigio, mediante la percepción de una cantidad calculada, y suscribir un contrato de prestación de los servicios de recobro con la misma entidad adquirente por un periodo determinado. Ahora bien, no todos los partners son posibles. Hay que creer en el modelo, abocarse a la reestructuración y contar con capacidad o estrategia.

Una transacción de este tenor implica que la elección del ofertante ha de satisfacer las tres claves del proceso. El primero es evitar cualquier riesgo reputacional, con lo que ha de tener un prestigio avalado por sus actuaciones en esta materia. Por otro lado, el ofertante ha de tener la posibilidad de poder absorber con otros clientes del sector, al objeto de que la puesta en valor sea efectiva. Para ello ha de estar basado en una empresa que haya demostrado su capacidad de crecimiento en los últimos años. Y para terminar, ha de ofrecer las garantías suficientes de poder continuar con el servicio que hasta ese momento se obtenga de los servicios internos e incluso mejorarlo.

Ya se han empezado a oír ruidos de transacciones similares en el mercado, de momento dentro del mundo financiero, pero consideramos que puede haber muchas más, y no solo en este sector, sino en cualquiera donde exista una posibilidad de obtener músculo, conocimiento y oportunidad.

La crisis también ha llegado a la actividad de recobro y no queda otra que reestructurarse, vender carteras y seguir adelante. Nosotros apostamos por ello. No creo que otros muchos estén dispuestos a quedarse con una actividad en crecimientos negativos.

Alejandro Lucero. Consejero delegado de Multigestión Ibérica

Archivado En

_
_