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Tribuna
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Nueva gobernanza para la eurozona

En los numerosos comentarios que se han publicado sobre las recientes cumbres de la Unión Europea, la atención se ha fijado sobre todo en lo que más nos afectaba, como ha sido la recapitalización de nuestros bancos. Sin entrar a ponderar si las duras reacciones que ha provocado esta medida han valorado las dificultades que ofrece la estructura económica de nuestro país para recuperar las tasas de crecimiento del PIB y del empleo, que garantizarían la solvencia de nuestra deuda, nos parece importante fijar la atención sobre otros acuerdos que, aunque por su naturaleza no tienen un impacto tan inmediato en la Bolsa y en el seno de la opinión pública, no por eso deben ser pasados por alto por los que estamos interesados por el futuro del euro.

Entre los temas a los que no se ha prestado la atención debida destacaríamos que en relación con la estabilización del sistema bancario europeo expresamente se advierte a los supervisores que deben garantizar que se evitarán los efectos negativos, que las correspondientes medidas podrían tener en el suministro de crédito a la economía real. Es una manera de recordar que el temido Pacto de Estabilidad es también un pacto de crecimiento y, por tanto, como se ha dicho en esta cumbre, se ha de buscar un equilibrio de manera que ni toda la atención se ponga en la estabilización financiera ni tampoco en el crecimiento.

Otro tema digno de la máxima atención ha sido un catalógo de medidas para el fortalecimiento y reestructuración de la gobernanza de la eurozona, delimitando las competencias de los distintos organismos de autoridad de la Unión Europea y de la eurozona.

Se institucionalizará un Consejo de Jefes de Estado y de Gobierno de los países del euro, que presidirá con un mandato de dos años, cuando termine a finales de mayo de 2012 el mandato de Van Rompuy, un ministro de Economía y Finanzas de la eurozona, y se reunirá por lo menos dos veces al año.

Continuará existiendo, como grupo de trabajo, el Eurogrupo, bajo la dirección de Jean-Claude Juncker hasta que termine su mandato en julio del 2012. En esa fecha se decidirá si el jefe del Eurogrupo será un cargo permanente con sede en Bruselas o se designará para esta función a un ministro de Finanzas del euro. También se propone que se fortalezcan las estructuras administrativas, de mando, de información y de comunicación de la eurozona.

Para la comunicación con la eurozona son competentes el presidente del Consejo de Jefes de Estado y de Gobierno del euro y el presidente de la Comisión Europea. Para la comunicación al Eurogrupo la competencia recae en el jefe del Eurogrupo y el comisario de la UE para economía y finanzas.

Reforzar la relación con los 10 países que no pertenecen al euro es una de las funciones del presidente del Consejo de Jefes de Estado y de Gobierno del euro. Por lo menos una vez al mes deben reunirse el presidente del Consejo, el jefe del Eurogrupo y el presidente de la Comisión de la UE y se pueden invitar como participantes al presidente del BCE y al del fondo de rescate (FEEF o EFSF).

Los jefes de Estado y de Gobierno encomendaron a Herman Van Rompuy que para la cumbre de diciembre prepare un informe que ayude para el fortalecimiento de la convergencia económica y de la disciplina presupuestaria, con la posibilidad de introducir un cambio en el Tratado de Lisboa, que solo afectaría a los países de la eurozona, porque se trataría de establecer sanciones automáticas para los infractores de los criterios del PEC.

Confirman la importancia de estos acuerdos los temores manifestados por algunos países que no tienen el euro -como es el caso de Reino Unido, Suecia y Dinamarca- y otros pertenecientes a la eurozona, como los Países Bajos y Finlandia e incluso la Comisión Europea, de que se produzca una escisión entre la eurozona y la UE. Hasta el punto de que el premier británico David Cameron pidió, sin que se aceptara, que se añadiera una clausula reconociendo el derecho de los 27 a bloquear los acuerdos del euroconsejo. No obstante, la canciller Angela Merkel insistió en rechazar la posibilidad de que se elaborara un nuevo tratado para la eurozona al margen de los ya existentes.

Eugenio M. Recio. Profesor honorario de ESADE

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