Señales favorables en un escenario incierto
El entorno económico internacional se ha deteriorado con intensidad en los últimos meses, afectado especialmente por la incertidumbre creciente sobre el proceso de solución de la crisis de deuda pública del área del euro. Al mismo tiempo que crecía la incertidumbre en los mercados de deuda europea, el PIB del conjunto del área del euro se ha desacelerado en el segundo trimestre del año por encima de lo previsto por los organismos internacionales, revisándose a la baja las proyecciones de crecimiento por parte del FMI y del BCE.
Esta situación de mayor incertidumbre en los mercados financieros junto con unas perspectivas de crecimiento más moderadas ha planteado el debate sobre si las señales de desaceleración económica que se han observado en el segundo y tercer trimestre son el preámbulo de una nueva recesión o simplemente una moderación en los ritmos de crecimiento, tras el agotamiento de los impulsos fiscales introducidos a lo largo de la recesión, y que han estado sustituidos por planes de ajuste y austeridad fiscal.
Los indicadores adelantados, conocidos como soft, entre los que se incluyen indicadores de confianza y evolución de los mercados de renta variable, que son los que permiten anticipar la evolución de la actividad económica con algunos meses de antelación, se han deteriorado con mucha intensidad en los últimos meses. Los principales indicadores de confianza del conjunto del área del euro han alcanzado niveles de contracción en las principales economías, mientras que la evolución de los mercados de renta variable han caído con intensidad, derivados de la mayor incertidumbre en los mercados de deuda pública, que han provocado un aplanamiento de la pendiente de la curva de tipos de largo plazo, descontando también un escenario de contracción de la actividad.
La evolución reciente de los indicadores de actividad muestra una tendencia de desaceleración, en línea con lo previsto, pero algunos indicadores, como los del sector industrial, han repuntado por encima de lo esperado. Así, la producción industrial de los meses de julio y agosto registró crecimientos superiores al 1,0% mensual, permitiendo acelerar el crecimiento interanual hasta el 5,3% de agosto, cifras que han estado respaldadas por la expansión de los pedidos industriales de septiembre, que anticipan una consolidación de la mejora de la producción también en octubre.
De la misma manera, las exportaciones del conjunto del área del euro han recuperado un cierto dinamismo en los meses de julio y, especialmente, de agosto, tras la desaceleración observada en el segundo trimestre del año. Cabe destacar que las exportaciones que mantienen un mayor dinamismo siguen siendo las que tienen como destino las economías europeas que no pertenecen al área del euro, con crecimientos por encima del 15%, hasta julio, en Suiza, Suecia, Turquía, Polonia y la República Checa, así como en China, Rusia y Brasil.
Por el contrario, la evolución de los indicadores de demanda interna mantiene un sesgo negativo, especialmente debido a los planes de austeridad del sector público, así como a la moderada recuperación del consumo privado. Es probable que en un escenario de mayores turbulencias financieras se presenten nuevos planes de ajuste fiscal, especialmente en Italia, por lo que se espera una contribución negativa del sector público al crecimiento, mientras que la evolución de los indicadores de consumo privado, como las matriculaciones y las ventas minoristas, mantienen una senda negativa en los últimos meses, tras el agotamiento de los incentivos fiscales, especialmente relevantes en el sector del automóvil.
El escenario económico en su conjunto describe una senda de crecimiento modesto en 2011, del 1,6%, según las proyecciones del BCE, que se desacelerará hasta el 1,1% en 2012. Por lo que aunque se han moderado las expectativas de crecimiento respecto a anteriores proyecciones, debido al impacto negativo de las tensiones en los mercados financieros, la probabilidad de recesión sigue siendo muy reducida. No obstante, la persistencia de tensiones en los mercados financieros, especialmente del mercado de crédito, podría tener repercusiones más relevantes respecto al crecimiento, por lo que son fundamentales las medidas acordadas en la reunión del Eurogrupo del 26 de octubre para garantizar la estabilidad de los mercados de deuda pública, recapitalizar el sistema bancario europeo y recuperar la confianza de los inversores internacionales.
Xavier Segura. Director del servicio de estudios de Catalunya Caixa