Asignatura pendiente
Los Premios CincoDías recuerdan que la economía española tiene aplazado el reto de transformarse en más innovadora.
No podemos bajar la guardia. No dejemos de innovar. Todos nosotros. Todos los días". El aviso no es de un empresario. Ni de un directivo a sus empleados. Ni de un experto que vea claramente la necesidad de la I+D+i. Es de Cristina Garmendia, ministra de Ciencia e Innovación, durante su intervención en la entrega de los Premios CincoDías el pasado lunes.
"Si en 2008 se premiaba a las empresas que mejores apuestas hacían por mejorar su futuro, hoy se reconoce el acierto de quienes mejor han trabajado para garantizarse un futuro. Porque esa es una de las grandes lecciones de esta crisis económica mundial. La innovación ya no es una apuesta, la innovación es ahora una exigencia", advertía en la ceremonia de entrega de los galardones, en el Museo del Prado. Allí se reconocía el esfuerzo de los ganadores de esta edición: Danone, Matarromera y Ecopapel.
Y es que el sector privado español sigue teniendo una asignatura pendiente, tanto con la investigación como con la innovación. Esta semana la Unión Europea publicaba el estudio anual sobre la inversión que las grandes empresas dedicaron a la I+D en 2010. Aunque -buenas noticias- España es el país que presenta un mayor crecimiento porcentual respecto a 2009 (con un incremento del 23,7%), solo se aparecen 25 multinacionales entre las 1.400 que más invierten. Por detrás, por supuesto, de Alemania (206 compañías), Francia (125), Reino Unido (244), pero también de Suecia, Italia, Finlandia, Holanda y Dinamarca.
æscaron;nicamente tres de ellas se cuelan entre las 100 primeras: Santander (en el puesto 26, después de un salto anual de un 56,3% más de inversión, según los datos del estudio), Telefónica (32) y Amadeus (67). La siguiente, Indra, hay que buscarla en el puesto 106.
En el resto de los países, las que más invierten son Roche, Pfizer, Microsoft, Toyota, Merck, Volkswagen, Samsung, Novartis, General Motors y Johnson & Johnson. Un ranking encabezado por las empresas de farmacia y biotecnología (38%) y los constructores de automóviles, industrias en las que España no cuenta con grandes grupos globales. Tras ellos, aparecen las firmas tecnológicas como Nokia e Intel, donde tampoco existen ejemplos españoles, aparte de la operadora Telefónica.
Una de las claves del informe señala que las empresas más innovadoras, que globalmente han aumentado un 4% la inversión, tienen como reflejo un incremento de la facturación en un 9,6%. Una prueba de que comprometer recursos para este capítulo tiene su retorno.
"La crisis se resiste a remitir porque el tejido productivo español es anacrónico para el mundo en el que vivimos, con muy pocas empresas grandes y un excesivo peso de sectores que generan poco valor añadido", coincidió con este diagnóstico José Ángel Sánchez-Asaín, presidente de Cotec, en la presentación de su informe anual sobre innovación el pasado verano.
En el estudio de Cotec, además se advertía de que por primera vez en 15 años, la inversión española en I+D descendió en 2009, debido a los problemas económicos de las empresas para afrontar la crisis.
Otro informe de la UE también dejaba a España en mal lugar. Analizando el esfuerzo innovador de cada país, se situaba en el puesto 18 de los 27, por detrás de la media y escasamente por encima de Grecia. Solo en la categoría dedicada a la investigación y a la publicación de avances científicos ocupamos un buen lugar. Pero en la aplicación empresarial, en licencias y patentes el suspenso es mayúsculo. "La innovación ha estado lejos de las aulas, del legislador, del administrador público y, en general, lejos de nuestra sociedad", apuntaba Sánchez-Asiaín.
Garmendia recordó que su ministerio se creó justo cuando comenzaba la recesión, en 2008: "Ha facilitado el cambio cultural irreversible en nuestra comunidad investigadora, que ahora está más dispuesta a poner sus capacidades, que son muchas, al servicio de nuestra economía y nuestra sociedad". Por eso, advertía a los empresarios: "Lo verdaderamente arriesgado es no innovar".