El juego de las recalificaciones
De nuevo en la madrugada, la de este viernes, la agencia estadounidense de calificación Standard & Poor's (S&P) le ha infligido un importante correctivo a la deuda soberana del Reino de España. Es la misma empresa que, siempre en la avanzadilla, le quitó la mejor nota a la economía más poderosa del mundo, la de EE UU, a la vez que reconocía tácitamente que era una inversión segura. Tras la medida adoptada con nocturnidad para España, lo que ingenuamente justifican quienes creen que en la economía global nunca hay descanso, S&P se despacha con un argumentario, eso sí, preocupante. Viene a decir que la economía española presenta perspectivas muy inciertas en un contexto de imprescindible financiación exterior y plena sequía de crédito. Y todo ello marcado por un deterioro acelerado de los balances de las autonomías y de las entidades financieras, con un sector en plena reestructuración, una desaceleración preocupante y un elevado desempleo, sumado al aumento de la deuda privada. Pero lo que más preocupa, y aquí sí que atina S&P, es el juguete roto de la corta reforma del mercado laboral. No hay duda de que el correctivo, pese a que haya sido ignorado por los mercados, suma presión a la crisis del euro, ante las próximas reuniones de la UE y el G-20, y mientras Bruselas prepara a la banca para la quiebra de Grecia.