Berlín y París se enfrentan por el uso del fondo de rescate para recapitalizar la banca
Merkel y Sarkozy mantienen discrepancias sobre el plan de recapitalización de la banca y el uso del fondo de rescate para este fin. Ambos mandatarios discutirán el domingo en Berlín los detalles de la nueva hoja de ruta para la banca. El comisario de Asuntos Económicos, Oli Rehn, ha advertido que se debe frenar la "reacción en cadena" de la banca.
El nuevo plan de recapitalización de la banca europea parece haber entrado en su recta final, pero Berlín y París discrepan sobre la financiación de la multimillonaria intervención. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha confirmado que en la reunión que se celebrará este domingo con la canciller alemana, Angela Merkel, discutirán los detalles del plan.
"Tendré el placer de estar en Berlín el domingo. Ese será el lugar para hablar sobre la recapitalización de los bancos", ha dicho Sarkozy esta mañana. Merkel y Sarkozy se han reunido ya en varias ocasiones este año con el fin de diseñar propuestas comunes, que luego presentan al resto de líderes de la UE, y de escenificar el consenso del eje franco-alemán para intentar dar confianza a los mercados.
Francia, que asiste al derrumbe de Dexia, aboga por una "solución europea" no solo en términos políticos sino también económicos, lo que aliviaría la factura de las haciendas nacionales con la previsible participación del fondo de rescate de la zona euro (la llamada Facilidad Europea de Estabilidad Financiera, FEEF), que ayer quedó aprobado en el parlamento de Holanda. Aún falta en cualquier caso la aprobación de Eslovaquia, sobre la que aún hay dudas.
La canciller alemana, sin embargo, advirtió ayer en Berlín que la utilización de ese fondo solo es posible "cuando un país no tiene bastante con sus propios recursos y sus dificultades ponen en peligro la estabilidad del conjunto de la zona euro". Ninguna de esas dos condiciones parecen cumplirse en el caso de Francia, cuya solidez presupuestaria parece suficiente para asumir la factura correspondiente a Dexia, la entidad franco-belga que parece condenada a ser la primera en necesitar una nueva inyección de capital público. El desplome de Dexia tampoco parece, de momento, poner en peligro la estabilidad del resto de Europa.
Dexia, sin embargo, podría ser solo la punta del iceberg si la depreciación de los bonos griegos o italianos acaba afectando a la banca francesa, que atesora miles de millones en títulos de ambos países. París, además, parece temer el impacto de una nueva oleada de recapitalización en sus cuentas públicas, lo que podría amenazar la preciada triple A que aún califica su deuda.
Las negociaciones entre Berlín y París continúan, con vistas a concluir en un acuerdo en la cumbre europea del próximo 17 y 18 de octubre en Bruselas. Fuentes del Gobierno alemán reiteraron a Reuters que el dinero europeo solo debe utilizarse como último recurso cuando se han agotado las opciones nacionales. Francia, sin embargo, mantuvo que se debe emplear todo el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera para recapitalizar sus bancos.
Mientras, aumentan las presiones sobre los líderes europeos para que alcancen un plan definitivo antes de la reunión del G-20 en noviembre. "Un plan de recapitalización de los bancos, en algunos casos de sobrecapitalización, es lo único que se puede hacer para restaurar la confianza en este punto", señala a Bloomberg el analista de MF Global, Simon Maughan.
Con todo, las llamadas a una solución de urgencia se acentúan. La banca europea está sufriendo una "reacción en cadena", con evidentes signos de contagio, según aseguró el comisario de Asuntos Económicos, Oli Rehn, quien se mostró partidario de acelerar el mecanismo de rescate fijado en la zona euro (EFSF, por sus siglas en inglés). En este sentido, fuentes cercanas a la Comisión Europea aseguraron hoy a Reuters que Bruselas presentará una propuesta a los estados miembros antes de la próxima cumbre, prevista para el 17 de octubre. En comentarios a los periodistas en Helsinki, Rehn aseguró que "estaría bien" que entrase en vigor en algún momento de 2012, "antes del verano de 2013"
"Estamos proponiendo a los Estados miembros de la UE una actuación coordinada para recapitalizar los bancos y librarles de sus activos tóxicos", terció el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso. El portugués utilizó una entrevista a través de Youtube para realizar un anuncio tan trascendental como contradictorio con las recientes negativas de su propio organismo sobre la existencia de ese plan.
La idea de Barroso parece apuntar a al creación de una especie de banco malo a escala europea, mediante la compra de los activos más deteriorados en los balances de cada entidad. El organismo comunitario, sin embargo, se negó ayer a aportar más detalles sobre la iniciativa.
El BCE, por su parte, urgió a las entidades financieras a aceptar la ayuda pública, sea con dinero nacional o europeo. "Los bancos deben hacer todo lo que sea necesario para fortalecer sus balances", señaló en Berlín el presidente del emisor, Jean-Claude Trichet. "Y deben aprovechar", añadió, "todas las medidas de apoyo favorecidas por los gobiernos".
En la capital alemana, Merkel también reiteró su oferta de apoyo al sector. "Será un dinero bien invertido", aseguró la canciller. Solo falta que París y Berlín acuerden de dónde debe salir ese dinero y que los bancos en dificultades reconozcan su situación y acepten solicitarlo. Dos condiciones que tampoco se cumplen todavía.