El BCE abre todos los grifos de la liquidez para allanar la recapitalización bancaria
No, no ha bajado los tipos, eso se lo deja a su sucesor, Mario Draghi. Trichet ha tomado casi todas las medidas que el mercado le exigía: dos de tres. Inyectará liquidez en los bancos a largo plazo y les comprará bonos respaldados por activos, como las cédulas hipotecarias o territoriales. Así allana el camino para que los bancos afronten el proceso de recapitalización sin problemas de liquidez.
En realidad, las medidas no son nuevas, ya las ha utilizado antes, pero sí revelan que el Banco Central Europeo (BCE) esta vez está dispuesto a atacar con toda su artillería a las primeras de cambio, no esperará a que la salud del enfermo se deteriore aún más. Con los anuncios de hoy, Trichet despeja las necesidades de liquidez de la banca y maniobra para evitar una vuelta a la recesión, a imagen y semejanza de lo que han hecho la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra, con sus múltiples programas de compra de activos tanto de deuda pública como bancaria.
Trichet ha allanado el camino para la segunda ronda de capitalización de la banca europea. El baile de cifras es inquietante, pero parece claro que la inyección de más capital es inaplazable: el FMI asegura que se necesitan entre 100.000 y 200.000 millones de euros. Ahora el sector financiero queda liberado de una preocupación. Sabe que la liquidez no le va a faltar y que podrá afrontar los vencimientos de deuda sin problemas, al menos hasta 2013.
La reactivación del programa de compra de cédulas -el activo más seguro que emite la banca, al estar respaldado por activos ya sean hipotecas o créditos a las administraciones públicas- tendrá una inmediata repercusión en el mercado, que lleva cerrado por completo en los últimos meses. En España, no se veía ni rastro de bonos emitidos por entidades financieras desde finales de pasado mayo.
El importe anunciado en la compra de cédulas no es para tirar cohetes. Son 40.000 millones de euros -la banca española, hasta que el cierre del mercado había emitido más de 33.000 millones de euros-, pero será suficiente para reabrir el mercado, un requisito imprescindible para aliviar la tensión. Comenzará a comprar el próximo noviembre y concluirá en octubre de 2012.
A diferencia del la adquisición de deuda pública española e italiana, limitada al mercado secundario, el BCE sí podrá acudir al mercado primario; es decir, podrá comprar directamente a las entidades sus nuevas emisiones. Esto permitirá que vuelvan a emitir con la garantía de que tendrán un comprador seguro. Y, por supuesto, también podrá adquirir las cédulas en el mercado secundario.
Los expertos están de acuerdo en que el anterior programa de compra de cédulas por 60.000 millones, que comenzó en 2009 y concluyó en junio del año pasado, contribuyó de manera decisiva a aliviar la presión sobre los balances de la banca. Ahora, el BCE vuelve a unir las dos fórmulas más potentes para ayudar al sector financiero: liquidez ilimitada a largo plazo, con subastas a 12 y 13 meses, y capacidad de que puedan volver a salir al mercado a vender deuda.
El cambio de sesgo, ya constatado en la reunión anterior, se ha consolidado en la comparecencia de hoy. La desaceleración es inminente, y el peligro de una vuelta a la recesión está muy presente en las cabezas pensantes del BCE. Parece que, pese a que no han sido tan atrevidos de tocar los tipos de interés, como les reclamaba desde Goldman Sachs hasta el FMI, sí son conscientes de la gravedad de la situación.