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Merkel exige que se lleve a cabo "con criterios comunes" para toda la UE

Berlín acepta la recapitalización urgente de la banca europea

El plan para recapitalizar la banca europea continuó ayer acelerándose. La canciller alemana, Angela Merkel, admitió en Bruselas que "el tiempo apremia y debería tomarse rápidamente una decisión", al tiempo que reclamó que se actúe con "criterios comunes" para toda la UE.

Tras varias semanas negando la evidencia y pidiendo a Washington que se ocupe de sus asuntos, Europa se rindió ayer al clamor internacional para que apuntale de nuevo su sector bancario. Incluso Alemania, que hasta ahora había rechazado las sugerencias de la administración de Obama y del FMI sobre la aparente fragilidad de la banca europea, admitió ayer que el brutal deterioro bursátil del últimos mes exige una intervención pública.

"La recapitalización está justificada si se constata que los bancos se encuentran infracapitalizados a la vista de la situación actual de los mercados", señaló la canciller Merkel en Bruselas tras reunirse con el pleno de la Comisión Europea.

La situación se revela ya tan delicada que hasta la propia Merkel, conocida por su proverbial calma ante cualquier hecatombe, señaló ayer que "el tiempo apremia y la decisión sobre la recapitalización debería tomarse cuanto antes". Por primera vez desde el comienzo de la crisis financiera, Berlín considera urgente atajar el problema.

El responsable del FMI para Europa, Antonio Borges, cifró ayer mismo "entre 100.000 y 200.000 millones de euros" las necesidades de capital de la banca europea. Y tras presentar en Bruselas el informe del organismo sobre la situación económica del Viejo Continente, Borges advirtió en una entrevista con Reuters que "se habla mucho de los bancos europeos, pero los problemas están muy extendidos".

El FMI recomendó que la recapitalización se lleve a cabo de manera coordinada y no país por país. "Todos los grandes bancos europeos deben recibir una inyección de capital en las mismas condiciones", aconsejó Borges.

La canciller alemana secundó la propuesta y reclamó que se establezcan "criterios comunes" para llevar a cabo la recapitalización. Criterios que, a su juicio, no deben ser decididos a nivel político sino por los expertos en la materia, una propuesta que podría conceder al BCE un papel determinante sobre las condiciones y los receptores de la nueva inyección multimillonaria de fondos públicos.

El presidente saliente del BCE, Jean-Claude Trichet, aseguró tras la ingente inyección de 2008 que la opinión pública europea no aceptaría otra operación de rescate a cargo de los Estados. Pero parece que su sucesor, Mario Draghi, se estrenará el próximo 1 de noviembre con un sector bancario sostenido de nuevo por los contribuyentes europeos.

La presión de París

La llamada de Merkel a establecer criterios comunes parece indicar que en el nuevo plan de recapitalización podría utilizarse la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF), el fondo de rescate que está a punto de ampliar sus garantías desde 440.000 millones a 780.000 millones de euros (solo falta la ratificación de Holanda y Eslovaquia).

Bruselas está preparando el apalancamiento de esas garantías para que su capacidad de intervención se multiplique sustancialmente (se habla de hasta dos billones de euros).

El representante del FMI pareció ayer dar por supuesto la involucración de ese fondo, al señalar que las necesidades de recapitalización de todo el continente son relativamente modestas en relación con esa caja común.

El diseño de un plan europeo de recapitalización responde a una exigencia París, que parecía temer la estigmatización de sus bancos si intervenía en solitario. El desplome de la entidad franco belga Dexia ha puesto de manifiesto esta semana la vulnerabilidad de unas entidades que acumulan miles de millones de euros en bonos griegos e italianos.

Merkel advirtió ayer que, en cualquier caso, Berlín está dispuesto a recapitalizar sus propios bancos si hiciera falta. Una oferta de ayuda que fue rechazada de plano por la patronal bancaria alemana. "No hay razones para tomar medidas", señaló un portavoz de esa patronal. El sector bancario alemán, uno de los más dañados durante el batacazo de 2008, parece confiar en sus propios recursos y traslada el problema al otro lado del Rin. Parece como si ahora que los políticos por fin han decidido actuar, nadie necesitase ayuda.

Francia y Bélgica definen hoy el rescate de Dexia

Los Gobiernos de Francia y Bélgica esperan terminar de concretar hoy los términos del rescate de Dexia. La entidad anunció el pasado martes que acometerá un profundo plan de reestructuración por los problemas que le genera su excesiva exposición a la deuda soberana de la periferia de Europa.François Baroin, ministro galo de Finanzas, señaló ayer que "creo que mañana por hoy se encontrará una solución". Asimismo, reiteró que Dexia no puede mantener su configuración actual.Yves Leterme, primer ministro belga, reconoció que se contempla la nacionalización de la actividades bancarias de Dexia en su país, donde el grupo tiene una fuerte presencia minorista. El diario De Tijd señalaba que sus clientes retiraron el martes 300 millones de euros de las oficinas, sin contar las transacciones online. El banco custodia ahorros por 80.000 millones. El Gobierno belga indicó que estos depósitos cuentan con la garantía del Estado hasta 100.000 euros por titular.La prensa da por sentado que la pata de financiación a entes locales en Francia se situará bajo La Banque Postale y La Caisse de Dépôts.Los 113.000 millones en activos problemáticos quedarían bajo un banco malo que contaría con garantías de Francia y Bélgica. El ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, dijo que esa garantía ascendería a "decenas de millardos de euros".

¿Nuevos test?

La Autoridad Bancaria Europea negó ayer que vaya a llevar a cabo nuevos test de estrés para incluir el riesgo de una quiebra en Grecia. Pero fuentes comunitarias reconocieron que "tiene sentido evaluar a los bancos en función de la evolución del mercado".

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