El 'problema europeo'
Cada mañana, cuando llego a la oficina, compruebo los precios de los seguros de impago (CDS) en varios países europeos. Un contrato de CDS consiste en un seguro para proteger el capital invertido, normalmente en bonos corporativos o deuda pública. El nivel de precios de los CDS y las últimas tendencias registradas indican que la UE y sus Estados miembros deben diseñar programas para resolver los problemas en el sector bancario y el gasto público, los cuales están empeorando. Las cifras de Grecia indican que los inversores creen que el país entrará en quiebra en los próximos cinco años. Además, todos los países europeos, incluida Alemania, han visto cómo los precios de sus CDS han experimentado importantes subidas durante los últimos seis meses.
En Europa se encuentran muchos de los países que cuentan con los modelos de Estado del bienestar más desarrollados, y todos ellos han visto reducido su tamaño en cierta medida. Con el paso de los años, los bancos se han convertido en los mejores aliados de los Gobiernos y de los administradores del Estado del bienestar. Después de todo, se necesitan instituciones que puedan utilizar instrumentos de apalancamiento para sostener toda la deuda que estaba soportando la mejora de las prestaciones sociales en Europa. No debería resultar ninguna sorpresa el hecho de que los grandes bancos que poseen deuda pública se encontrarán con problemas, dado que el Estado del bienestar está viendo reducido su tamaño y su alcance.
Creemos que la solución al problema europeo -que afecta tanto a los bancos como a las finanzas públicas- necesitará dos grandes iniciativas. La primera de ellas requerirá la creación de algún tipo de eurobono que pueda ser utilizado para apoyar a las naciones europeas más débiles. Esta iniciativa requerirá el voto de los 17 Estados de la zona del euro, algo que se antoja poco probable hasta que no aparezcan tensiones de mayor envergadura.
Casi con total seguridad, los bancos tendrán que sanear una parte importante de la deuda pública que ostentan en los próximos meses. El problema reside en que sus ratios de capital podrían no ser suficientes para afrontar esta situación, especialmente tras la entrada en vigor de las nuevas normas de Basilea III, que establecen requisitos de capitalización más estrictos. Creemos que la solución está en que los Gobiernos tendrán que optar por nacionalizar sus bancos o entrar en su accionariado -probablemente a precios superiores a los del mercado- para reflotar sus estructuras de capital. Estas inyecciones de capital ayudarán a compensar las amortizaciones asociadas a ajustes que será necesario realizar en las carteras de bonos para reflejar la realidad del mercado. Este enfoque implicaría la nacionalización parcial de los bancos europeos.
Creemos que muchas acciones tienen precios muy reducidos y que las inversiones realizadas en este momento deberían evolucionar bien en un periodo de tres a cinco años. No obstante, durante los próximos 30 a 90 días los mercados estarán marcados por una elevada incertidumbre y las acciones podrían subir o bajar dependiendo de las cuestiones esbozadas anteriormente. Si el presidente Obama presenta un paquete de recetas políticas después del Día del Trabajo, a los mercados podría no gustarles este enfoque. En este sentido, hay que fijarse en el oro: es una excelente veleta para saber hacia dónde sopla el ánimo de los inversores.
Europa es un mercado muy importante y es esencial que las autoridades dejen de perder el tiempo y desarrollen políticas que sirvan como soluciones duraderas. Es posible que sea necesaria una crisis en Europa para que las autoridades reguladoras y las élites políticas se centren en solucionar sus problemas. Creemos que una reacción negativa a corto plazo de los precios de las acciones como respuesta a la parsimonia de las autoridades europeas representaría una oportunidad incluso mejor para realizar más inversiones en acciones.
Existen múltiples enfoques de inversión que pueden ser beneficiosos, como el que expondremos a continuación. Actualmente el 21% de las empresas cotizadas en el S&P 500 producen rendimientos similares o superiores a los que ofrecen los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años, lo que representa uno de esos pocos momentos en que se registran dos desviaciones típicas. Creemos que las carteras diversificadas con un rendimiento general superior al que ofrecen los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años deberían tener un buen rendimiento en el futuro. Las empresas más grandes también parecen haber llegado a un punto de inflexión en comparación con las empresas pequeñas. ¿Es posible que estemos entrando en un periodo similar al que se produjo entre 1995 y 2000, en el que las empresas más grandes lideraban las Bolsas?
John Goode. Director general de ClearBridge