"Hemos revolucionado la tónica y nos copian"
La compañía británica vende tres millones de botellas anuales
Ha innovado en el mundo del gin-tonic con la tónica Fever- Tree. Vende más de tres millones de botellas al año en 28 países, encabezados por Estados Unidos, Reino Unido y España. Aquí llegó gracias a la amistad entre Ferran Adrià y el artista pop británico Richard Hamilton, fallecido en septiembre en Reino Unido. El chef catalán quiso utilizar la tónica como ingrediente para uno de sus platos. Hamilton le recomendó la que para él era la mejor tónica del mundo. Adrià la probó, elaboró una sopa de agua tónica y no paró hasta encontrar en España una empresa distribuidora, International Cooking Concepts.
Detrás de este producto se encuentra el empresario Charles Rolls, londinense de 54 años, ingeniero de minas, con amplio bagaje profesional de más de tres lustros en la industria de las bebidas. "Hemos entrado en España por la puerta grande, con el mejor embajador que además es reconocido en todo el mundo". También recuerda que la entrada en otros países, como Estados Unidos o Reino Unido, no fue tan fácil, "donde tuvimos que hacer un trabajo duro, de picar piedra".
A todo ello ha contribuido el auge del gin-tonic en los últimos tiempos, con la aparición en el mercado de una amplia selección de ginebras premium. El éxito se debe, según asegura, a la labor de investigación de más de un año que hay detrás de esta tónica, que apareció en el mercado en 2005, y a saber poner en práctica el concepto de globalización.
Un viaje a los orígenes del árbol de la fiebre, a una plantación situada en la frontera entre Congo y Ruanda, donde se produce "la mejor quinina del mundo y es la que empleamos para hacer nuestras aguas tónicas". El itinerario continúa en Tanzania, donde se extrae manualmente el aceite de naranja amarga, y pasa por Sicilia, donde consiguen el aceite de limón para sus refrescos elaborados con este ingrediente. En India, Costa de Marfil y Nigeria seleccionan los jengibres, y en La Provenza toda la botánica. "Vamos allí donde se encuentran los mejores ingredientes, es lo que determina la diferencia con otras marcas", explica este empresario, que recomienda paciencia antes de lanzar un producto al mercado.
Según Rolls, la crisis no les ha arañado "porque en todo el mundo se vive la moda del cóctel, y la gente bebe menos pero con más calidad, además nosotros hemos hecho las cosas diferentes, hemos revolucionado el mercado y ahora nos copian, nos siguen". Asegura que es el momento de "hacer las cosas de manera diferente, el que se diferencie saldrá reforzado". Y agrega que lo importante, independientemente del sector en el que se actúe, es ponerse en los zapatos del cliente, "hacer algo que tenga sentido para el consumidor, es la única manera de que hoy en día ganemos todos". Porque "el mercado castiga a la gente que no es auténtica, que no hace las cosas de verdad".
Lleva una década ejerciendo como empresario, y dice que lo divertido, enseñanza que extrajo cuando vendió una compañía, "es el viaje, no el fin, y sobre todo disfrutar del día a día".
Charles Rolls trabajó durante dos años en unas minas de oro en Sudáfrica. Realizó un MBA en Insead (Fontainebleau, Francia), que le cambió la vida. "Y la mente. Mis compañeros eran directivos de empresas grandes y me permitió establecer una red de contactos". Afirma que no hay nada mágico en el mundo de los negocios, y por supuesto, "hay pocos genios en las empresas". Entre este grupo de elegidos cita a Bill Gates (Microsoft) y a Steve Jobs (Apple), "que sabían lo que querían hacer". Porque el objetivo de todo empresario y ejecutivo no es otro que hacer crecer su empresa. "Hay que elegir una ruta, con el fin de ir avanzando y estar siempre abierto a la recepción de nuevas ideas".
España, loca por las burbujas de este refresco
España forma parte del trío de países, junto a Reino Unido y Estados Unidos, decisivos para Fever-Tree. Este importante detalle para la cuenta de resultados de la compañía ha hecho de Charles Rolls un apasionado de la cultura española. Habla español y tiene intención de trasladarse a vivir una temporada a Madrid: "Es importante para nuestro negocio". Dirige la compañía junto a su socio, Tim Warrillow. Y entre sus grandes revoluciones, cuando dirigía la marca Plymouth Gin, se encuentra haber elevado la graduación alcohólica de este destilado, algo que otras firmas han imitado, y que ha servido para relanzar y poner de moda el gin-tonic.Cuenta que de todo extrae alguna enseñanza, como cuando enfermó de malaria en África y la quinina, el mismo ingrediente de la tónica, le salvó la vida. "Siempre tengo ideas, pero he aprendido del fracaso". Intentó innovar con unas bicicletas y fue un desastre.