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Columna
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'Aggiornamento' para la izquierda

En una rara alineación, los partidos de centroderecha están en el poder en cuatro de los mayores países europeos -Alemania, Francia, Reino Unido e Italia-. Todos estos Gobiernos son impopulares, y Silvio Berlusconi en Italia y Nicolas Sarkozy en Francia, muy impopulares. Dejando a un lado escándalos, el desdén de los votantes no es una sorpresa. Estos Gobiernos están ofreciendo un cóctel explosivo de repentina austeridad tras cuatro años de crisis. Pero lo más sorprendente es que la izquierda en la oposición no haya sido capaz de capitalizar la debilidad de los Gobiernos.

Cada país tiene su propia historia de ineptitud en la izquierda. La oposición italiana carece de líderes. Francia tiene demasiados potenciales. Los socialdemócratas alemanes pueden estar manchados por participar en la coalición de Gobierno de Merkel de 2005 a 2009. Y los laboristas estuvieron en el poder recientemente en Reino Unido por lo que los votantes están cansados. Pero hay una razón más importante para la incapacidad común -la falta de una plataforma creíble para tratar la crisis económica-.

Esto es lo más desconcertante, ya que la crisis parecía ofrecer una oportunidad a los socialistas europeos. Los excesos del capitalismo financiero eran obvios. Era el momento de darle un repaso a la doctrina keynesiana y proporcionar una versión modernizada. Tendrían que haber ofrecido un crecimiento más inclusivo y un replanteamiento del papel de los Gobiernos en una economía modera. Incluso la austeridad supuso una oportunidad. Correspondía a la izquierda explicar cómo compartir los sacrificios, mientras se mantienen los incentivos para impulsar el crecimiento.

Pero no han logrado pasar a la ofensiva y se han quedado con las viejas recetas: una mezcla económica barroca de IVA y planes de contratación para profesores y policías. Políticas de hace mucho, cuando importaban los sindicatos, no los déficits fiscales. Los votantes tienen razón al no impresionarse. Preferirían alguna señal de que la izquierda ha cambiado lo suficiente como para estar lista para dirigir.

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