La banca presiona a Ordóñez para adquirir CAM sin desembolso
La adquisición de Caja Mediterráneo (CAM) no es un trago apetecible para nadie. Una veintena de entidades financieras se ha asomado a las cuentas de la caja intervenida, pero ninguna parece dispuesta a ofrecer un céntimo por ella. De hecho, están presionando al Banco de España para poder tomar CAM sin desembolsar dinero. En este caso, la subasta se decidiría en función de quién pida menos ayudas de liquidez.
Cómo subastar algo que nadie quiere? Esa es la pregunta que se están haciendo estos días los responsables del Banco de España y de Merrill Lynch, la firma de inversión contratada para subastar CAM.
El cuaderno de venta de la caja alicantina, intervenida el 22 de julio, contempla tres puntos claves para determinar quién se quedará con la entidad. En primer lugar, describe un esquema de protección de activos por el que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) que cubre el 80% de las pérdidas futuras hasta 2.500 millones de euros y el 90% del resto, en un plazo de 10 años.
En segundo lugar, el cuaderno ofrece al potencial comprador la posibilidad de acceder a una línea de liquidez, por un importe de hasta 2.800 millones de euros, a un precio razonable y por un periodo de tres años prorrogable a cinco.
Si el comprador paga menos de 2.800 millones, la diferencia será déficit público
Por último, el cuaderno contempla el importe que la entidad está dispuesta a ofrecer para comprar la participación del 100% que el FROB tomó de Banco CAM (la filial bancaria de la caja), tras desembolsar 2.800 millones de euros.
El problema es que en este tercer punto ninguna de la veintena de entidades que ha participado en la primera ronda se muestra por la labor de pagar nada. Según fuentes cercanas a la negociación, el tamaño de la entidad y su mala situación financiera hacen que sea muy difícil llegar a rentabilizar un desembolso por CAM, aún contando con un esquema contra pérdidas.
Aun así, el Banco de España luchará para que haya algún tipo de contrapartida dineraria, con el objetivo puesto en que el Estado asuma en menor gasto posible. Además, todo lo que el FROB no recupere de los 2.800 millones desembolsados computará como déficit, en un momento difícil para las cuentas públicas.
La dificultad para ampliar capital
El gran lastre en la operación es el capital adicional que tendría que levantar el comprador para compensar los malos datos de solvencia de la caja. La inyección de 2.800 millones del FROB evitó la quiebra, pero aún está lejos de los estándares que reclama el mercado. Una entidad financiera de tamaño medio y ratio de capital principal cercano al 10%, podría tener que lograr hasta 4.000 millones de capital para compensar el deterioro de su solvencia tras absorber CAM. Esta ampliación de capital sería prácticamente inabordable, dado el actual descrédito de la banca europea.
Teniendo en cuenta la escasa competencia que habrá en el precio ofrecido por CAM y que ninguna entidad está dispuesta a aceptar un esquema contra pérdidas menor que el planteado, la clave será la petición de liquidez, según una entidad participante en la subasta. Si algún banco o caja está dispuesto a reducir el montante de la línea de liquidez podría acabar haciéndose con la caja.