La troika emprende el enésimo intento de evitar la quiebra de Grecia
Las promesas de Papandreu han logrado su objetivo: la troika vuelve a Grecia con el regalo de la liberación del último tramo del primer plan de rescate bajo el brazo. Pero el país debe convencer ahora a sus fiscalizadores de que sus promesas pueden convertirse en realidad. Al menos, Grecia cuenta como caramelo con el respaldo mayoritario de la participación privada al canje de bonos y compromisos de nuevas medidas de austeridad por parte del Gobierno. En Europa, sin embargo, parece estar abriéndose una nueva fisura: siete países quieren aumentar la quita del segundo plan de rescate.
La tormenta parece haber dado una tregua. Las aguas se han aplacado y, entre conferencias telefónicas a varias bandas, road-shows del presidente griego, George Papandreu, y promesas de nuevas medidas de austeridad, la troika está dispuesta a volver a pisar Grecia tras el desplante de principios de mes.
Los representantes de la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional dedicarán sus próximos días a fiscalizar el estado de la situación griega. Al menos, tienen en la mano las promesas hechas esta semana por Papandreu en su visita a Alemania de que cumplirá a rajatabla el plan de ajuste. Como muestra, un botón: el Parlamento aprobó el martes por la noche el polémico (e impopular) impuesto inmobiliario, que pagarán incluso los pensionistas y los parados.
Se trata de un intento del Gobierno griego de trasladar al mundo su seriedad en el cumplimiento del plan de ajuste y ha venido complementado con la promesa de más medidas de austeridad a aprobar en octubre, pero la desconfianza de la troika y de la comunidad financiera no procede tanto de los anuncios de Papandreu como de la sospecha de que llevarlos a la práctica será imposible. ¿Cómo, quién y con qué base de datos se recaudará el nuevo impuesto?, por ejemplo.
Del grado de convencimiento de la troika dependerá la liberación del sexto tramo, de 8.000 millones de euros, del primer rescate a Grecia. Pero la decisión no será inminente. Según los expertos de Barclays Capital, todo apunta a que los representantes europeos y del FMI no darán el sí hasta que estén totalmente satisfechos con las medidas que tome Grecia para mitigar el desequilibrio fiscal de este año y apruebe el presupuesto para el que viene. Y eso puede llevar hasta noviembre la liberación del nuevo tramo. De hecho, la Comisión Europea acaba de confirmar que hará una reunión extraordinaria del eurogrupo en octubre para decidir si libera la ayuda, aunque se ha comprometido a que sea en octubre. Mientras tanto, Grecia deberá apretarse el cinturón.
Al menos, parece que el país cuenta con buenas noticias del lado de la participación privada al plan de canje de bonos aprobado en julio. Más del 90% de la banca se habría adherido, según publica hoy la prensa local de fuentes oficiales del Ministerio de Finanzas, deseosa de que sus pérdidas se limiten a lo que está sobre el papel y no vayan más allá.
Pero hay otra nube en el camino. Cuando todavía este plan no ha salido adelante, el Financial Times publica hoy que siete países de la eurozona están presionando para que la participación privada en el segundo rescate a Grecia sea mayor. Es decir, que asuman pérdidas más elevadas.
Como no podía ser de otra forma, Alemania y Holanda forman la línea dura, mientras que Francia y el BCE defienden el plan original con toda la ferocidad que les queda. Todo ello, aderezado con declaraciones como las de Klass Knot, presidente del banco central de Holanda y miembro del Consejo del BCE, quien dice estar ahora menos seguro que hace unos meses de que se pueda descartar del todo una suspensión de pagos en Grecia.
Lo que está claro, y así lo reclaman la mayoría de los expertos, es que la velocidad de implementación de los acuerdos es clave para evitar que lo peor pueda suceder en Grecia. Y ése no está siendo el fuerte de las autoridades comunitarias. Mientras, el país sigue empeñado en sacar adelante medidas de austeridad que atarán de pies y manos el crecimiento de los próximos años. Así que puede que la liberación del último tramo del primer rescate esté más cerca, en el mejor de los casos, pero pocos expertos opinan que ello vaya a conjurar el fantasma de la quiebra griega.