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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El crédito fiscal, en manos de las regiones

Cuando aún falta un cuatrimestre para cerrar el año fiscal, persisten las dudas sobre la capacidad de España para reducir el déficit hasta el 6% del PIB comprometido ante las autoridades comunitarias y ante los mercados que financian la economía española. No obstante, a medida que pasan los meses se clarifica dónde está el verdadero riesgo para las cuentas públicas: mientras se aprecia el esfuerzo de consolidación fiscal en el Estado, con más suerte en la evolución de los gastos que en la de los ingresos, son las comunidades autónomas las que aportan las dudas. Y lo hacen más por la escasa visibilidad sobre el estado real de sus números que por los números mismos. El cambio político generalizado en las Administraciones autonómicas producido en mayo pasado ha revelado una deficiente gestión de las finanzas públicas en el pasado, con la existencia de abultados gastos realizados y no pagados en casi todas las latitudes, que podría no haber concluido.

Los ajustes en buena parte de las partidas de gasto gestionadas por la estructura territorial, aunque se produzcan en actividades muy sensibles para la ciudadanía, seguramente son la única alternativa existente para cuadrar las cuentas a fin de año y diseñar un presupuesto creíble para 2012 que lleve el saldo fiscal hasta el 4,4% del PIB, tal como el programa de estabilidad recoge.

El Estado sí parece haber metido en vereda sus cuentas. Ha logrado reducir en los ocho primeros meses del ejercicio un 16% sus gastos no financieros, con un descenso nominal de más de 18.000 millones de euros en ese periodo. Aunque la suerte de los ingresos no ha sido similar, cada vez hay más certezas de que puede cumplir con su compromiso de reducción de déficit. Cierto es también que tal avance se ha registrado en parte a costa de un crecimiento muy limitado de la economía, de cuya circunstancia es responsable la subida de los impuestos aplicada en los últimos 14 meses. De hecho, sin los ajustes impositivos realizados tanto en IVA como en Especiales, en rentas de capital como en subvenciones por nacimiento, los ingresos fiscales habrían descendido hasta agosto de este año casi un 4%. Así, en cambio, se han incrementado, aunque lo hayan hecho de forma modesta: 1,9%.

En todo caso, España sigue bajo la lupa de sus financiadores, como lo están otros países de la zona euro, por las dudas que genera su modestísimo crecimiento económico. Y para restaurar la confianza en los mercados financieros no valen los pasos atrás. No pueden producirse desviaciones en el desempeño presupuestario en ninguno de los ejercicios que median hasta 2013, en el que debe recuperarse un desajuste del 3% del PIB; ni en 2011 ni en 2012 ni en 2013. Por ello, si las cuentas no cuadran con el andar de los meses, deben cuadrarse por decreto, aunque no sea un periodo electoral el más apropiado para ello.

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