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Tribuna
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Claves para negociar un convenio colectivo

La reforma de la negociación colectiva llevada a cabo por el Real Decreto-Ley 7/2011, de 10 de junio, tuvo como objetivo declarado en su exposición de motivos propiciar "una negociación colectiva más cercana a la empresa", adaptada "a las nuevas o renovadas realidades empresariales que actúan en nuestro mercado de trabajo". Todo ello para conseguir que "haya más y mejor negociación colectiva, más ordenados y mejores convenios colectivos".

Por tanto, con independencia de las críticas que puedan y deban realizarse a la reforma de la negociación colectiva (cuya tramitación parlamentaria como proyecto de ley está todavía hoy en el alero como consecuencia del adelanto electoral), es cierto que nos encontramos ante un momento propicio para que las empresas se doten de una regulación laboral propia, eficaz y adaptada a su realidad, que ayude a superar la difícil coyuntura económica actual.

En este contexto, a continuación se analizan, desde un punto de vista práctico, los aspectos más relevantes a la hora de afrontar un proceso de negociación colectiva en la empresa.

Primero, hay que fijar los objetivos. El primer y fundamental paso al iniciar un proceso de negociación colectiva debe ser la priorización realista de los objetivos que se desean conseguir. En concreto:

-deben establecerse los puntos clave en la gestión de las relaciones laborales y centrar en ellos la negociación;

-hay que diferenciar entre aspectos innegociables y aquellos en los que se puede tener una mayor flexibilidad;

-es necesario pensar cuáles van a ser las peticiones que va a realizar la contraparte y, en la medida de lo posible, anticiparse a ellas.

Fijados los objetivos, será fundamental establecer una estrategia de negociación eficaz. En concreto, se pueden señalar tres aspectos fundamentales:

- cuanta mayor sea la prisa que las partes tengan por finalizar la negociación, mayor será el número de concesiones que estarán dispuestas a realizar;

- probablemente, la cuestión económica es todavía el aspecto más importante en este tipo de negociaciones. El empresario suele estar interesado en una mayor flexibilidad y el trabajador en una mayor remuneración. El punto de encuentro entre estos dos intereses es normalmente el que fija los términos del acuerdo. Es claro que cuanta mayor disponibilidad económica tenga el empresario, más fácil será conseguir un acuerdo;

- la situación económica de la empresa será fundamental para establecer unos objetivos realistas y una estrategia de negociación eficaz. Por ello, ante una situación económica negativa, será más probable que el punto de encuentro gravite sobre medidas que favorezcan la reducción de costes. Por el contrario, si la empresa se encuentra en una situación financiera estable, será más sencillo negociar aspectos tendentes a conseguir una mayor flexibilidad empresarial a cambio de una mejora retributiva para los empleados.

En todo caso, no pueden dejarse de lado las consideraciones de carácter técnico, ya que su completo y correcto entendimiento ayudarán al desarrollo de un proceso negociador ágil y a finalizarlo con un resultado óptimo.

En este sentido, se debe ser cuidadoso en la constitución de la comisión negociadora del convenio colectivo, dando entrada a todos los representantes y sindicatos que tengan derecho a ello, para así evitar impugnaciones y conflictos que distorsionan el proceso negociador y que provocan dilaciones indeseables.

Igualmente importante es contar con una plataforma o texto inicial de convenio colectivo sobre el que comenzar la negociación. La preparación de este documento suele ser una tarea muy laboriosa, pero facilita enormemente la negociación y permite la consecución de objetivos de forma más eficaz. Para ello, puede ser útil el estudio de convenios colectivos ya existentes relacionados con la actividad de la empresa y su realidad (sectoriales, competidores, etc.).

Se deben intentar establecer las reglas del juego desde un primer momento y determinar un protocolo de negociación claro, para lo que es especialmente importante la fijación de un calendario de reuniones que evite la ralentización del procedimiento.

Por último, partiendo de un buen texto inicial, se deben cuidar las modificaciones que se vayan realizando a lo largo de la negociación a fin de mantener un texto coherente y completo que permita un equilibrio entre la imprescindible claridad técnica de cualquier regulación y la flexibilidad que permita alcanzar acuerdos.

En definitiva, el inicio de un proceso de negociación colectiva, sobre todo si se siguen las anteriores directrices, puede ser una vía eficaz para mejorar la situación empresarial mediante la creación de un marco normativo propio que permita una mejor ordenación de las relaciones laborales.

Sergio Ponce. Abogado de Uría Menéndez

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