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La moneda helvética sufre la mayor caída de los diez últimos años

Suiza abre la guerra de divisas al limitar el precio máximo del franco con el euro

El Banco Nacional de Suiza (BNS) elevó ayer de nivel su lucha contra la apreciación de la moneda al anunciar que "no tolerará" que el tipo de cambio se sitúe por debajo de 1,2 francos por euro. La acción, que ha molestado al BCE, ha sido efectiva: el franco se depreció ayer un 7,8%, un ajuste histórico.

Vuelve la guerra de divisas. Suiza está harta de que su moneda sea considerada uno de los pocos valores refugio que quedan y está dispuesta a poner freno a esta situación. Los inversores se refugian en el franco porque no pueden hacerlo en el marco alemán, que ya no existe: el euro no representa solo a Alemania, sino a toda el área, incluidos los problemáticos países del sur. Suiza es, además, una economía pequeña, relativamente inmunizada frente a las dificultades del mundo desarrollado y con una legislación financiera favorable a la entrada de capitales. El resultado es que el franco se había apreciado un 15% entre abril y el pasado lunes. Esa tendencia empezó a cambiar ayer gracias al anuncio de la autoridad monetaria de que "no tolerará" que el tipo de cambio caiga por debajo de 1,2 francos por euro. Dicho y hecho: el euro pasó ayer de 1,109 a 1,205 francos (0,8298 euros por franco) Un ajuste del 7,8%, el mayor desde la existencia del euro.

Los expertos comprenden la decisión. "Tiene todo el sentido económico. El franco suizo estaba sufriendo una apreciación que no tenía ninguna justificación de acuerdo con los fundamentales del país y estaba perjudicando a la economía" afirma Ulrich Leuchtmann, de Commerzbank. Este experto está convencido de que la autoridad monetaria "tendrá éxito" en su cruzada por una moneda más débil.

"La economía suiza está mostrando claras señales de fatiga y ha aumentado el riesgo de deflación", señala Yves Longchamp, del banco privado Pictet, que respalda la decisión. De hecho, el dato negativo del IPC publicado ayer -una caída del 0,3% en tasa interanual- es el último argumento que necesitaba el banco central para actuar.

Donde la medida no ha sentado nada bien es en el BCE (Banco Central Europeo), partidario de que las intervenciones sobre las divisas se hagan de manera concertada. El BCE emitió ayer un comunicado en el que subrayaba que la institución "toma nota" de un movimiento realizado por el BNS "bajo su responsabilidad". Esto, en el críptico lenguaje de Fráncfort, indica un enfado mayúsculo. El BCE es partidario de que las intervenciones se hagan de forma concertada y no individual. "El problema es que el sistema monetario ha perdido su ancla porque el dólar es una moneda devaluada. Por eso, para el franco suizo es ahora más sencillo anclarse con el euro que con el dólar", explica Alexis Ortega, de Finagentes.

El revuelo en el mercado de divisas hizo mella por fin en el euro, que perdió ayer un 0,8% y cotizó a 1,3975 euros. Es la primera vez que cae por debajo de 1,4 desde julio.

"Nos ha sorprendido que con todo lo que está pasando el euro no haya caído todavía a 1,35 dólares. Tendría sentido" admite Marián Fernández, de Inversis, que también respalda la decisión del BNS: "La fortaleza del franco estaba haciendo daño al crecimiento, también a nivel de empresas. Nestlé y Clariant ya lo han expresado en sus cuentas". Un nuevo frente para la reunión que el BCE celebrará mañana.

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