Tiempo para que Europa actúe
El fondo de rescate europeo necesita un impulso extra. Puede que ampliarlo para permitirle comprar deuda soberana y recapitalizar los bancos sea motivo de polémica, pero se necesita otro tirón para encarar las tensiones en la financiación de las entidades de crédito.
Romper la saludable interacción entre los bancos y la deuda soberana exige un gran ajuste económico y financiero a largo plazo. Pero en este momento, la zona euro necesita una tirita. El paliativo obvio para el BCE sería profundizar en las facilidades de financiación a medio plazo, en lugar del esquema del Banco de Inglaterra de liquidez a tres años. Pero el BCE ha sido comprensiblemente reacio a salir de su ámbito de competencias monetarias y convertirse en un apoyo formal para el sistema bancario.
Sería mejor emplear fondos ya comprometidos por los Estados miembros a través del Fondo Europeo para la Estabilidad Financiera (FEEF) para garantizar los bonos bancarios por una cantidad. La Autoridad Bancaria Europea (ABE) lo propondrá el próximo mes en una reunión de autoridades económicas y financiera, según Finantial Times.
Se plantean algunos desafíos para este esquema, pero no debería dejarse que supusieran un obstáculo. Por un lado, los miembros de la zona euro están hartos de dar nuevos poderes al Fondo y no les gustará la idea de tener que rescatar bancos de otros países. Alemania, en particular, tendría que estar convencida de que las garantías facilitarían préstamos prudentes y necesarios, en vez de permitir a los bancos financiar a los Estados derrochadores. Cobrar una cantidad que penalice podría aliviar esas preocupaciones. Un nuevo esquema de garantías requeriría también que la ABE se convirtiera en un regulador debidamente estricto de la zona euro.
Además, la FEEF como está pensada en la actualidad puede emitir solo 440.000 millones de euros de deuda calificada con triple A. Pero puede haber maneras de obtener más capacidad de financiación de los compromisos existentes como que las garantías no exijan que todos los préstamos estén asegurados, solo las pérdidas esperadas.
Por N. Unmack / G. Hay