Amenaza de contagio de la crisis económica de los desarrollados a los emergentes
El tirón de los países emergentes (China, India, Brasil o Rusia) se ha visto frenado por un nuevo deterioro económico en EE UU, mercado del que dependen comercialmente muchos de ellos. Esto retrasará la recuperación al menos hasta la primera parte de 2012, según el diagnóstico hecho público ayer por la OCDE.
La presión de los mercados y el deterioro que ha sufrido la economía estadounidense han dejado en papel mojado las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la evolución de la economía mundial. En ellas estimaba que crecería un 4,3% este año gracias a la combinación de dos efectos: una aceleración del crecimiento en las dos mayores economías de la Unión Europea (Francia y Alemania) y un avance significativo entre las naciones emergentes (Brasil, Rusia, China o India, entre otras).
Ninguna de las dos variables parece que vaya a cumplirse. En el caso de Europa, el FMI estimaba aumentos del PIB muy importantes para Alemania y Francia (un 3,2% y un 2%, respectivamente), que servirían para compensar el frenazo de los otros grandes países europeos, como Reino Unido, Italia o España, muy castigados por sus profundos desequilibrios y los planes de ajuste que han tenido que aplicar para sanear sus economías. Ni el Gobierno alemán ni el francés han hecho públicos los datos sobre el crecimiento del segundo trimestre de este año, pero los primeros avances apuntan a un frenazo en el crecimiento. Del 0,9% intertrimestral del primer trimestre se habría pasado a un 0,2% en el caso francés, mientras que en el alemán el retroceso sería del 1,5% al 0,5% pronosticado por los analistas.
Ese frenazo en la UE se ha extendido a los países emergentes, que se han visto obligados a revisar a la baja sus previsiones de crecimiento, en especial aquellos que más dependen comercialmente de EE UU. Es el caso de China, Canadá o México, los tres mayores vendedores de bienes de la economía estadounidense, muy afectada por los severos ajustes que va a tener que acometer a cambio de elevar el techo de endeudamiento con el fin evitar la suspensión de pagos, algo que ha bordeado todo el mes de julio por la falta de acuerdo entre republicanos y demócratas.
España e Italia lideran el grupo de naciones en el que es posible una vuelta a la recesión
Ese deterioro en los grandes proveedores de bienes de EE UU, sin embargo, se ha extendido al resto de naciones emergentes, tal y como constató ayer la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El indicador sintético de actividad mensual que elabora este organismo indica que el mayor deterioro se ha producido en Brasil o India, lo que muestra el impacto que la crisis económica está teniendo también en estas naciones. Pese a ello, los emergentes siguen creciendo a un ritmo tres veces superior (un 6,6% y un 6,4% en 2011 y 2012) al del resto de países desarrollados. Los mayores avances se producirán en el caso de China e India, con incrementos del PIB superiores al 8% para este año.
Este indicador, diseñado para anticipar los puntos de inflexión en la tendencia de la actividad económica, divide las naciones en dos grandes grupos: por una parte, aquellas que emiten señales de una posible recuperación inminente y por otro, las que tienen más posibilidades de volver a un ciclo recesivo. El índice señala que se han producido "fuertes señales" de un punto de inflexión en los ciclos de crecimiento de países como Estados Unidos Japón y Rusia, mientras que advierte sobre una desaceleración en Canadá, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido. En ese segundo grupo quedaría encuadrada España, a la que el índice otorga 101,1 puntos en junio, frente a los 101,5 registrados un mes antes. De esta manera sigue por debajo de los 102,2 puntos de la media de los países de la OCDE.
De hecho, el organismo que aúna a las 34 naciones más desarrolladas del planeta apunta que el deterioro generalizado de las expectativas de crecimiento retrasará la salida de la crisis al menos hasta principios de 2012. Este vaticinio ha levantado entre los expertos el temor a una nueva recesión económica. El más claro fue el economista Nouriel Roubini, quien pronosticó ayer que la economía mundial se encamina hacia una "nueva y severa" recesión si no se toman las medidas adecuadas para intentar relajar la virulencia con la que se están comportando los mercados.
En un artículo en el Financial Times, Roubini señala que los acontecimientos de las últimas semanas han incrementado el deterioro de las economías europeas y han elevado las posibilidades de que España e Italia pierdan su acceso a los mercados de capitales, por lo que recomienda al BCE que rebaje los tipos de interés al 0% y retome de forma continuada el programa de compra de deuda pública de estos dos países. "Hasta el año pasado los políticos siempre podían sacarse un conejo de la chistera para reactivar el valor de los activos y de la recuperación económica", apunta Roubini en el artículo, en el que expone como ejemplo a seguir las medidas adoptadas por la Reserva Federal, como los programas de estímulo fiscal o las ayudas a la banca. De hecho, Roubini sugiere que los países que, como EE UU, aún no han perdido acceso a los mercados de capitales (Reino Unido, Japón o Alemania, entre otros), deberían introducir nuevas medidas de estímulo fiscal. "Puede que no sea evitable una nueva recesión, pero sí se puede eludir una segunda depresión, lo que es razón más que suficiente para adoptar medidas rápidas y concretas", concluye.
El riesgo de sufrir desequilibrios acecha a los países más activos
Los países denominados emergentes, entre los que se encuentran China, Brasil, Rusia y la India mantienen un elevado ritmo de crecimiento, aunque su actividad se ha ralentizado en los dos últimos trimestres.Este suave frenazo no ha impedido, sin embargo, el repunte de la inversión en algunos sectores, lo que ha disparado los precios y aumenta el riesgo de sufrir burbujas. En junio, la inflación en Rusia se situó en el 9,4% interanual, mientras que en la India marcó un 8,6%, en Brasil un 6,7% y en China un 6,4%, frente al 3,2% del conjunto de los países de la OCDE. La revalorización de los activos financieros e inmobiliarios, debido a la gran confianza que generan estos países, los hacen muy atractivos para los grandes inversores, lo que provoca una espiral de crecimiento que puede generar desequilibrios e incluso burbujas. En este sentido, Brasil recibió una llamada de atención del FMI la semana pasada, en la que le recomendó aumentar "la vigilancia contra los riesgos financieros dado el ritmo de crecimiento del crédito y la dependencia de los préstamos del exterior". Por su parte, Cepal alertó que los países sudamericanos "se vuelven vulnerables a movimientos de capitales especulativos, en búsqueda de ganancias de muy corto plazo".