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El 2012 nos lo jugamos en las próximas semanas

Punto límite. Los mercados ya estaban en la situación más crítica desde la quiebra de Lehman antes de que Standard & Poor's recortase la calificación a Estados Unidos. La respuesta mundial a la decisión de la agencia (decisión que todo el mercado esperaba, por otra parte) es prueba del punto al que había llegado la tensión financiera. No ha sido mala noticia para España que, después de recibir palabras huecas por parte de Trichet el jueves, se despierta el lunes con la prima de riesgo 100 puntos por debajo.

No está mal para empezar; de hecho cualquier cosa que no sea otro desplome de la deuda española es positivo, teniendo en cuenta las circunstancias. Ahora bien, el mundo no se acaba en los Pirineos (o en los Alpes) y los problemas financieros no se limitan a los de la deuda europea y no se acabarán con ella. Aun con la intervención del BCE, la tensión acumulada en los mercados es tal que las próximas semanas depararán cómo será 2012. No en los mercados; el puesto de trabajo de muchas personas, las condiciones laborales y vitales del próximo año para gran parte de la ciudadanía dependerán de lo que pase en sitios como cámaras de repos, fondos monetarios o mercados interbancarios. De si se evita otro Lehman o no.

Si así sucede, es decir si un gran banco de inversión roza la quiebra, o si se produce una ruptura de algún segmento del mercado que ha acumulado riesgos últimamente (no sería de extrañar que se produjesen problemas en ETF), o si se paraliza el mercado de papel comercial, o si se elevan las garantías necesarias para operar con deuda española o italiana... Un evento de este tipo sería capaz de provocar un colapso financiero a gran escala pues, como ya comentamos el viernes, el mundo financiero ha puesto sus barbas a remojo. Si se rompen los diques y el pánico se desboca, los efectos sobre la economía real serían muy dolorosos, como lo fueron en 2009 tras el crac del banco de inversión estadounidense.

Pero, viendo la película desde el prisma contrario, lo cierto es que si este agosto no se produce el citado 'momento Lehman' ya se habría avanzado. Cierto es que las economías occidentales acarrean demasiados lastres pero, como sucede en el fútbol, cuando un equipo falla un penalti, al contrario le empiezan a pesar menos las piernas. En otras palabras, la única forma posible de recuperar el pulso en los mercados y de que mejorasen las expectativas económicas es, hoy por hoy, que se genere la sensación de que se ha rozado la debcle y, esta vez, se ha sorteado. Aunque, claro está, para eso hay que sortearla, y todavía nos queda un trecho.

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