Pánico vendedor en las Bolsas a ambos lados del Atlántico
La compuerta de las ventas bursátiles se abrió ayer de par en par ante la evidencia de que la crisis soberana se agrava a pasos agigantados, pero también por temor a una recaída de la economía mundial. El Ibex cerró con una pérdida del 3,89%, en línea con el duro castigo sufrido por el conjunto de las Bolsas mundiales, entre las que Wall Street se hundió un 5%.
Las Bolsas estuvieron ayer a la altura de las grandes ocasiones y amplificaron con sus fuertes caídas el desplante con el que los inversores reaccionaron a las palabras del presidente del Banco Central Europeo. Después de jornadas de poner contra las cuerdas a la deuda italiana y española, y a sus respectivos mercados bursátiles, la única respuesta capaz de frenar la sangría vendedora -una compra de la deuda soberana ahora en el disparadero- no llegó. Y su ausencia hizo la herida aún más profunda.
El mercado ha convivido desde hace años con el ambiguo discurso de Trichet, pero la crisis de deuda soberana ha demostrado tener una dimensión tal que los mensajes entre líneas no bastan, menos aún en un entorno de débil crecimiento económico. Y ante la duda sobre si el BCE está firmemente dispuesto a actuar en favor de los países europeos en apuros -después de 18 semanas sin comprar deuda en el mercado-, las Bolsas optaron por caer con virulencia.
Así, el conjunto de las Bolsas europeas cayó a plomo, con descensos cercanos al 4% y contagiaron a Wall Street y a las Bolsas latinoamericanas, certificando que lo que empezó como una crisis de deuda en los países de la periferia europea se extiende como mancha de aceite. Los elevados niveles de endeudamiento ya han sacado los colores a Estados Unidos y ponen de manifiesto que el pago de la deuda se está convirtiendo en obstáculo para el crecimiento económico futuro. El presidente de la Comisión Europea afirmaba que "la crisis no se limita a la periferia".
La Bolsa española vivió su peor jornada desde junio del año pasado y regresó a los niveles en que cotizaba ese mes. Se despidió además de los 9.000 puntos, tras desfondarse al cierre en los 8.686,50. El pretendido efecto tranquilizador de las palabras de Trichet duró apenas unos minutos y el Ibex perdió en media hora más de 200 puntos.
La Bolsa de Fráncfort, que está muy lejos de pertenecer a la periferia europea, sufrió un castigo del 3,4%, en su peor jornada en más de dos años. El Dax cerró en niveles del pasado octubre. El Footsie perdió el 3,43%; el Euro Stoxx, el 3,32%; el Cac, el 3,9% y Milán, el 5,16%. Ante la avalancha de ventas, la Bolsa italiana protagonizó uno de los episodios rocambolescos del día. Los datos dejaron de actualizarse a media hora del cierre, cuando el índice perdía el 3,23%. El valor de cierre y la caída definitiva del 5,16%, no fue facilitado por los responsables del mercado hasta una hora y media después del fin de las contrataciones por, según la versión oficial, de problemas técnicos. La oleada de ventas se vivió con igual intensidad en Wall Street, que sufrió la peor jornada del año. El Dow Jones cayó el 4,31%; el S&P, el 4,78% y el Nasdaq, el 5,08%, pérdidas con las que los índices entran en terreno negativo en el año.