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Columna
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A la búsqueda de un plan B para Grecia

La Unión Europea está por fin trabajando en un plan B por si se produce el improbable caso de que el Parlamento griego vote contra el nuevo plan de austeridad a finales de esta semana. La prioridad en este programa debería ser una rápida actuación del Banco Central Europeo (BCE) para proteger el resto del sistema bancario europea del caos. La Unión Europea debería intentar también dar a Atenas una segunda oportunidad de reflexionar sobre su locura.

La consecuencia inmediata más peligrosa de un voto negativo sería una aceleración de la fuga de depósitos de los bancos griegos. Esto podría sembrar el pánico en otros países periféricos. Una manera de pararlo sería que la institución emisora del euro dejara claro que hay montones de liquidez disponibles para todos los bancos europeos a excepción de los griegos, pero también dinero a medio plazo. De manera ideal, no debería ser solo dinero a corto sino a medio plazo también. Los Gobiernos de la eurozona deberían garantizar cualquier pérdida si el BCE incurriera en ese apoyo de emergencia.

También sería bueno parar la caída en picado de Grecia. Esa sería la esperanza una vez que los ciudadanos griegos y los políticos hubieran sido testigos de los estragos causados por negarse a la austeridad, que para entonces podrían cambiar de opinión. Y en ese caso sería deseable proporcionar a Atenas algún tipo de crédito puente para prevenir la quiebra antes de votar por segunda vez. La eurozona no debería recompensar la morosidad, pero debería todavía ser posible dar dinero si Atenas compromete sus activos.

También sería necesario proporcionar facilidades puente para los bancos griegos; de otra manera podrían caer antes de que se produjera una segunda votación. Es difícil ver como el BCE podría desenvolverse en tal escenario. Pero podría permitir al banco central heleno ofrecer sus préstamos de emergencia a los bancos de la misma manera que el banco central irlandés lo ha estado haciendo con sus entidades de crédito. Sin embargo, tendría que haber límites dado que el propio balance del banco central de Grecia está hecho pedazos.

Con todo, este plan B bien podría fallar en su empeño de ayudar a Grecia. Razón de más para que la eurozona dé prioridad a su propia protección.

Por Hugo Dixon.

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