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Columna
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España, en plena guerra de precios

Las guerras de precios parecen estar a la orden del día en España. Ya se trate de tarjetas prepago de móviles, habitaciones de hotel o paquetes de cigarrillos, los precios de muchos bienes de consumo están cayendo. Esto es una parte esencial del reequilibrio de la economía española -pero que todavía no ha llegado lo bastante lejos-.

Las guerras de precios revelan que la economía española se ajusta a la nueva realidad, al menos en parte. Con todo, una medicina amarga. Tras una década de crecimiento a dos dígitos y la inflación por encima de la media de la zona euro la economía se ha estancado. El consumidor no está de humor para gastar, dado el 21% de desempleo y la alta tasa de endeudamiento de los hogares. Las ventas minoristas han caído durante diez meses consecutivos, según el INE. Las empresas en algunos sectores no tienen otra opción que recortar los precios a expensas de los márgenes de beneficios para intentar estimular la demanda.

Y, a pesar de la bajada de precios en algunos sectores, la inflación situada en el 3,5% está aún por encima de la media de la zona euro. Es cierto que España importa la mayor parte de la energía que consume donde los costes han aumentado ampliamente. Pero energía y alimentos aparte, la tasa de inflación subyacente en el primer trimestre del año era del 1,5%, superior a muchas otras partes de la zona euro.

Mientras tanto, el déficit por cuenta corriente, aunque se ha reducido a la mitad desde su nivel máximo, lleva varios meses estancado en alrededor del 5%. Para cerrar la brecha, España debe hacer más competitivas sus exportaciones. El país no puede devaluar su moneda para abaratar sus productos a los compradores extranjeros, por lo que precios y los salarios deben bajar. En algunos lugares, así ha ocurrido. Pero lo salarios determinados por los convenios colectivos crecieron un 3,1% en el primer trimestre del año -por debajo de la inflación, pero casi el doble de la tasa subyacente-.

Unos salarios más bajos podrían exacerbar la crisis del consumo interno a corto plazo. También está el peligro de que la deflación se afiance. Un mensaje difícil de vender a las decenas de miles de personas que protestan por toda España. Pero el recorte de precios y la moderación salarial podría ayudar a la recuperación y en última instancia crear empleo. La rebaja de precios también es un colchón para aquellos que tengan que aceptar recortes. Cuanto antes lleguen, más rápida será la recuperación.

Fiona Maharg-Bravo

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