De copas con Andy Warhol
Cristina ha ido más veces a un museo en los últimos seis meses que en toda su vida. De hecho, desde hace algo más de medio año tiene reservada en su agenda el segundo viernes de cada mes para acudir con sus amigas al Guggenheim. Eso si, antes de acercarse a la pinacoteca bilbaína se peina, maquilla y busca sus mejores galas. Básicamente, lo que haría cualquier día que fuese a salir de copas. Bueno, es que eso es precisamente lo que hace cuando se acerca al museo, eso y escuchar a los mejores Dj's del momento. La diferencia es que en estas ocasiones lo hace rodeada de obras de arte. Es la denominada Art After Dark.
"Hace unos tres años nos planteamos el reto de acercarnos a un nicho que no es el más habitual de los museos como es el de la gente joven, más concretamente aquel que va de los 18 a los 35 años. Para ello buscabamos traer actividades de ocio que pudiesen servir de excusa para permitirles conocer nuestros fondos", explica Marga Meoro, subdirectora de comunicación del Guggenheim Bilbao. Tras pensar en diversas opciones cayeron en la cuenta de que su hermano gemelo de Nueva Cork tenía la solución.
La sede que tiene la pinacoteca al otro lado del Atlántico llevaba tiempo organizando con notable éxito veladas en las que invitaba a reconocidos pinchadiscos de la ciudad para que montasen una pequeña discoteca en alguna de sus salas. La gente acudía atraída por la posibilidad de escuchar los éxitos del momento y una vez allí descubrían a Andy Warhol, Jeff Koons o Pablo Picasso. Todo ello por un módico precio de unos 12 euros y con la posibilidad de poder tomar una copa en el bar que se habilitaba en la improvisada pista de baile. "Era una oportunidad para conseguir nuestro objetivo principal como es el de promover el arte y no la podíamos dejar pasar", cuenta entusiasmada Meoro.
El 31 de octubre de 2008 se llevó a cabo la primera Art After Dark bilbaina, y desde entonces no han parado. "Al principio chocaba mucho trasladar el ambiente nocturno a un sitio como un museo, pero poco a poco se ha ido consolidando. Hoy es el día en que vendemos por anticipado las casi 1.000 entradas disponibles para cada noche", cuenta Javier Franco de Fever, club encargado de la gestión del contenido musical. Una programación que además de los habituales del mundo de la electrónica ha puesto al cargo de los platos a Alaska, Bimba Bosé o David Delfín. "Hay una base sobre la cual luego se van añadiendo otro tipo de corrientes como indie, hip hop, rock,... Se busca que tenga cabida todo tipo de personas y de gustos", confirma Franco.
Actualemente la sesión músico-artística se ha convertido en un cita ineludible en la noche de Bilbao, y prácticamente de todo el Norte de España. Una idea que ha cuajado en la ciudadanía y que ha marcado tendencia para nuevas citas. Así, el Guggenheim ya ha empezado a organizar conciertos experimentales con la Coral sinfónica de la ciudad o veladas de Jazz durante la Aste Nagusia. "Lo que queremos es abrir las puertas, no quedarnos encerrados en nuestras salas. Y estas iniciativas son un buen ejemplo", concluye orgullosa Meoro.
Esta noche tendrá lugar la última After Dark de la temporada. Las sesiones se darán un descanso hasta la vuelta del verano, cuando todo el que quiera podrá volver a disfrutar de los fondos de la pinacoteca al ritmo de la música. Como despedida y cierre pincharán Auto y Michael Mayer. Dos reconocidos Dj's que desde luego Cristina no sé perderá. Los escuchará de 22:00 a 1:00, horario delimitado por la dirección del museo, como precalentamiento de una noche que seguro se alargará y que como mínimo la dejará emborrachada de arte.