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Papelón de Europa en el FMI

El alemán Horst Köhler, el español Rodrigo Rato y el francés Dominique Strauss-Khan llegaron a la cúpula del Fondo Monetario Internacional, aparte de por su currículum, por disponer de un pasaporte europeo que prácticamente les garantizaba la derrota de los candidatos de otras regiones del mundo.

Los dos primeros dieron una espantada abrupta y prematura, antes de concluir su mandato (el alemán, por razones políticas en 2004, y el español, por razones personales en 2007). El tercero se encuentra ahora mismo detenido en Nueva York por un presunto intento de violación. Salvo que esta acusación se rebata en las próximas horas, parece que el director gerente del FMI tiene los días contados al frente de ese organismo.

Si la caída del francés se confirma marcará probablemente el final del acuerdo tácito que otorga desde hace más de 60 años la dirección del FMI a un europeo y la presidencia del Banco Mundial a un estadounidense.

La Unión Europea ya ha ofrecido en el marco del G-20 poner fin a ese contubernio que rechazan los países emergentes. La propia credibilidad de los europeos después de tres jefaturas fallidas no parece permitir otra cosa. Y tampoco la de EE UU, tras el fiasco de Paul Wolfowitz (dimitido como presidente del BM en 2007 por haber otorgado un aumento de sueldo a su compañera sentimental, empleada de la entidad). Parece que el mundo bipolar se ha terminado y que será un poco más reñida la competencia por acceder a habitaciones de hotel de 3.000 dólares la noche.

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