Con el nuevo HSBC
He aquí el viejo HSBC. La entidad financiera británica terminó el primer trimestre de 2011 con los costes demasiado altos, los rendimientos demasiado bajos y un descenso del 10% en los beneficios antes de impuestos respecto al año anterior. Esto dice poco sobre lo que está por venir: para eso, los inversores tendrán que esperar a que el nuevo CEO Stuart Gulliver revele sus planes estratégicos mañana. Aunque las cifras mediocres sirven como recordatorio de lo mucho que queda por hacer.
La prioridad debe ser recortar los costes. Los gastos de HSBC engulleron hasta el 55% de sus ingresos en el primer trimestre. Eso está casi en la línea de la ratio de los últimos tres meses -que Gulliver tachó de inaceptable- y mucho más allá del 48% que el banco logró en 2009. El banco puede también aumentar la rentabilidad haciendo más eficiente su balance. Los préstamos del HSBC en relación con su ratio de depósitos es un prudente 78%. Prestar el 90%, como indicó Gulliver, permitiría al banco ampliar el equivalente a toda su cartera de préstamos en Hong Kong. Y por último, está el capital, que HSBC podría utilizar de manera más inteligente. Las reformas de Basilea recortarán alrededor de un 3% del 10,7% de su capital Tier 1. Pero para compensarlo, puede servir el negocio de North America y los 11.000 millones de acciones minoritarias en la china Ping An.
Ninguna de estas opciones dará la vuelta a los resultados rápidamente. Pero al menos el mandato de Gulliver está claro. Y con las acciones un 13% por debajo del pico más alto de febrero, obviamente hay espacio para que HSBC mejore.
John Foley