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Columna
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Bin Laden, cautela en la victoria

La muerte de Osama Bin Laden es un importante hito histórico que deja intacta las esperanzas para la primavera árabe. La respuesta inicial más obvia es esperar ganancias en los capitales globales y en los precios de las materias primas. Pero mientras las perspectivas a medio plazo parece que indudablemente mejoran -para EE UU y el resto del mundo- su muerte puede incrementar el sentido de riesgo de los inversores en el corto plazo, reforzando el dólar y frenando los activos especulativos.

En las últimas semanas los mercados festejaban algo que el propio Bin Laden podría haber celebrado: la caída del dólar. Los mercados castigaban al billete verde y daban la bienvenida a otros activos, especialmente en los mercados emergentes. Una tendencia estimulada por el presidente de la Fed, Ben Bernanke, que la semana pasada sugirió no tener prisa por subir los tipos de interés. La debilidad del dólar fue un factor importante para que plata y oro registraran niveles históricos.

La muerte de Bin Laden no cambia el panorama general -los tipos de interés seguirán muy bajos en EE UU- pero puede alterar el estado de ánimo de los mercados temporalmente. Estos podrían incrementar su cautela ante posibles represalias, y el aumento del riesgo en el norte de África y el mundo islámico. Y con todo, es fácil exagerar la influencia de Al Qaeda en el mundo financiero. Pero se plantea poco peligro directo para la primavera árabe. Las ambiciones de este movimiento son social y económicamente progresivas: muy diferentes de los objetivos de Al Qaeda. La influencia decreciente de Bin Laden desde 2001 también puede observarse en Oriente Medio y el norte de África donde se han derrocado a tiranos sin recurrir a la violencia. Por otro lado, su muerte es un hecho que puede ayudar a la economía estadounidense y a su moneda, ya que puede permitirle reducir el gasto militar y el déficit fiscal. Aunque los movimientos a corto plazo de los mercados dependerán de si los riesgos asociados a su muerte consiguen o no reforzar el dólar.

La muerte de Bin Laden tiene consecuencias inciertas a corto plazo. Pero con todo, es una victoria para el mundo y EE UU.

Por I. Campbell y U. Galani

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