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Draghi gana en las casas de apuestas, a pesar de Merkel

La polvareda levantada por la autoexclusión de Axel Weber como candidato a presidir el BCE aún no se ha asentado. Si en la cumbre europea de Hungría, la semana pasada, algunos políticos barajaban incluso modificar el Tratado de la Unión para prorrogar el mandato de Axel Weber, la prensa alemana insiste en que el ministro alemán de Finanzas, Wolfgagn Schäuble, apoya al italiano Mario Draghi.

Draghi es el favorito, una vez retirado Weber. En la casa de apuestas irlandesa Paddy Power Draghi se paga dos a cinco (se obtienen dos euros de ganancia si se apuestan cinco). El segundo favorito es Klaus Regling, y el tercero Yves Mersch.

Según publicó Handelsblatt, además de tener el respaldo de Schäuble, Draghi también contaría con el de la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, y del presidente Sarkozy. Ayer Bloomberg publicaba que para Sarkozy el candidato número uno es, también, Draghi. Paradójicamente, quien parece menos entusiasta sobre Draghi es la jefa de Schäuble, Angela Merkel. ¿La razón? El pasaporte de Draghi.

La crisis del euro y los rescates no solo provocan estragos en la Europa del Sur, sino que también está despertando el antieuropeísmo en la Europa del Norte, como se vio la semana pasada en Finlandia. Por más que los argumentos de Draghi sean la austeridad fiscal y la lucha contra la inflación, sigue siendo italiano. "Merkel se ha mostrado tibia respecto a la candidatura de Draghi por su temor a que el banco tenga un presidente y un vicepresidente de dos Estados del Sur", explica Barclays Capital. El vicepresidente del BCE es el griego Lucas Papademos.

Europa no tiene mucho tiempo; el sustituto de Trichet debería decidirse, en teoría, en la cumbre de junio. La decisión será política, como fue el nombramiento de Trichet. Francia vetaba a Wim Duisenberg, y solo aceptó su nombramiento si éste se retiraba a medio mandato. Así las cosas, la decisión probablemente esté más en manos de Merkel que de ningún otro líder. Nuevamente, los tiempos electorales en Alemania condicionarán la gestión de la crisis de la deuda.

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