Suiza será capaz de sobrevivir
El intenso lobby contra el llamado Swiss finish parece que terminará en fracaso. Pero si el Gobierno suizo sigue adelante, como está previsto, con propuestas a los requisitos de ampliación de capital para los bancos, no parece probable que vayan a cumplirse las graves consecuencias predichas por algunos banqueros y políticos.
El miedo reside en que las reglas propuestas, que requieren que UBS y Credit Suisse (CS) mantengan un capital mucho mayor, podría convertir en poco competitivos a los dos gigantes financieros suizos, dañar al país como centro financiero y elevar los tipos de interés.
Los detractores, con cierta capacidad de persuasión, argumentan que un enfoque más leve -como la propuesta de Reino Unido de poner coto a ciertas operaciones al mismo tiempo que se aplican ciertos criterios de ratios de capital menos estrictos- sería lo más inteligente. Pero lo cierto es que el Swiss finish ha llegado para quedarse, y lo mejor que los bancos podrían haber esperado es una aplicación menos agresiva en lo que se refiere a las ratios absolutas.
Es cierto que las propuestas apretarán las tuercas a la banca de inversión. Pero convertir ciertas líneas de negocio que son arriesgadas en inviables es, en parte, el objetivo. A pesar de la reducción debida a la crisis, los activos de los dos grandes bancos suizos, UBS y CS, equivalen a cuatro veces la renta nacional. Así que el país no puede permitirse el rescate de estas entidades de crédito.
El Swiss finish queda lejos de ser perfecto. Sin embargo, Suiza y sus bancos serán capaces de vivir con ello.
Por Margaret Doyle