Sin crecimiento no hay empleo

Las cifras de paro del mes de marzo que se conocieron ayer confirman que la destrucción de empleo en España todavía no ha tocado fondo. El tercer mes del año se ha saldado con 34.406 parados, un 0,8% más que en febrero, y ha llevado el número de desempleados más allá de la barrera de los 4,3 millones. La evolución en tasa interanual de la cifra de cotizantes a la Seguridad Social, un indicador muy útil para tomar la temperatura al mercado laboral, apunta a que el ajuste derivado de la crisis se ha ralentizado, pero todavía no ha llegado a su fin.

Aunque es cierto que el número de cotizantes creció en marzo -tras siete meses de caídas- los datos revelan que se trata de un repunte coyuntural, alimentado por el inicio de la temporada alta en el sector turístico de Baleares y Canarias. Por contra, la radiografía muestra un desplome de la contratación indefinida -el segundo descenso consecutivo-, aparentemente inmune a los incentivos de la reforma laboral.

Los datos conocidos ayer no son sino consecuencia lógica de una economía sin fuerza para estimular el mercado de trabajo. Ni los repuntes estacionales ni los incentivos pueden sustituir al crecimiento como motor de fomento del empleo. Solo cuando ese motor arranque, veremos un cambio sostenido de tendencia.