Paciencia, la receta del BCE
Los mercados están respondiendo con una reacción contenida al rescate de los bancos irlandeses por parte del Banco Central Europeo. En contra de lo esperado, el Banco Central de Irlanda no presentó mecanismos especiales a medio plazo para sus entidades de crédito con escasez de fondos. El BCE probablemente elaborará un régimen para los bancos tóxicos, aunque solo sea para acelerar la normalización de sus operaciones de liquidez. Pero antes debe ponderar los riesgos de asumir más activos con problemas -y asegurarse de que los Gobiernos cumplan con su parte en la recapitalización de esos bancos-.
Es cierto que la demora en el anuncio de esos mecanismos podría deberse a la ruptura sin precedentes con el consejo de gobierno del BCE. Sus miembros protestan, cada vez con más agresividad, contra lo que puede ser la monetización de la deuda. Sin embargo, Dublín y Fráncfort están aún negociando los detalles del plan y cómo Irlanda y sus socios van a compartir los riesgos.
Tendría sentido crear un canal de liquidación, con vencimientos más largos, para los bancos con problemas. En primer lugar, esto serviría al BCE para normalizar su política monetaria y eliminar gradualmente las asignaciones ilimitadas de liquidez iniciadas al calor de la crisis en 2008.
Por otra parte, seguir ayudando a los bancos con problemas puede ser necesario si, como se espera, el BCE sube el tipo de interés esta semana. Para incentivar a los bancos a que abandonen sus malos hábitos, el BCE debería cobrar intereses más altos a los bancos con problemas. Pero este debe también ponderar las consecuencias de aceptar unas dudosas garantías. Aún no está claro si el mecanismo irlandés absorbería los 70.000 millones de euros del fondo de liquidación de emergencia provisto a las entidades de crédito del país a través de su banco central -al margen de las operaciones del BCE-.
Si la institución europea quiere elaborar un plan más genérico para las entidades tóxicas, querrá analizar antes los resultados de los test de estrés de la Unión Europea este verano. Estos podrían forzar a algunos bancos débiles a aumentar su capital. El BCE puede permitirse esperar.
Por Pierre Briançon / Neil Unmarck.