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Columna
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La integración vertical de Exxon

Las empresas gigantes de la energía tienden a tratar sus unidades de productos químicos como a los parientes pobres. La gran excepción es Exxon Mobil, cuyos productos químicos se están beneficiando del rápido crecimiento del negocio en Asia. Eso le da a la mayorista petrolera un buen argumento para una integración vertical que sus rivales no tienen, aunque solo en parte resulta convincente.

Algunas empresas afirman que este modelo de Big Oil no es muy atractivo para los inversores. Sin embargo, Exxon tiene razones para mantener algunos de estos negocios bajo un mismo techo. El trabajo en equipo entre las empresas petroquímicas y operaciones de refinería han sido particularmente lucrativas. Se han anotado un rendimiento de capital que duplica al de sus competidores.

La mayoría de los productos químicos, sobre todo los más especializados, se realizan en plantas independientes. Pero el 90% de las operaciones de Exxon están vinculadas a las refinerías. Esto asegura que cada barril de petróleo se utilice de manera óptima. Compartir infraestructura también reduce los costes.

Aun así, es solo la versión de Exxon sobre la integración Big Oil. Esta lógica es más inestable cuando hablamos de exploración. Ni refinería ni productos químicos se benefician mucho de la exploración y la producción, cuya salida de aceite y gas no siempre coincide con sus necesidades.

Con cerca del 16% de los ingresos del año pasado procedentes de la división química (frente al 6% de ConocoPhillips, por ejemplo), Exxon ganará más que sus rivales gracias a la creciente demanda asiática. Sin embargo, el beneficio de las proezas de Exxon en materia de química no se extienden a la inestable unión de refinería y exploración.

Por Christopher Swann.

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