La guinda que España no necesita
España teme más una subida de los tipos que la mayor parte de las economías de la eurozona. Probablemente pueda manejar incrementos pequeños, pero se vería en apuros si el BCE decidiera subidas más altas y sostenidas, por varias razones.
La primera es que el sector privado español está muy endeudado. La suma de la deuda en hogares y empresas se sitúa en un 230% del PIB, muy por encima de la media de la eurozona del 170%, conforme a las estimaciones de Morgan Stanley. Solo Irlanda y Portugal tienen cargas mayores de deuda.
En segundo lugar, gran parte de la deuda española está expuesta a los crecientes tipos. Más de nueve de cada 10 hipotecas españolas están vinculadas a un tipo variable. La proporción de tipos variables es mayor que en Irlanda, pero menor que en Portugal, según Credit Suisse. Con todo, Portugal no se embarcó en un boom de la construcción. La tasa actual de hipotecas morosas en España es inferior al 3%, pero el número seguirá subiendo. Un récord de 118.000 viviendas fueron embargadas el año pasado, sumándose al número de viviendas que los bancos tienen en sus libros.
Los bancos también verán sus márgenes reducidos a corto plazo. El euríbor a 12 meses ya ha subido 25 puntos básicos este año, y las hipotecas españolas solo se revisan una vez al año. Además, no es fácil para los bancos subir lo que están cobrando en hipotecas con suelo de tipos -aproximadamente un tercio del total. Unas tasas más altas también subirán el coste de las nuevas hipotecas, haciendo más difícil para los bancos españoles deshacerse de los miles de millones de euros en propiedades que han adquirido de los promotores.
Mientras las subidas sean pequeñas, España puede arreglárselas. Un incremento del 1% en la tasa de política monetaria del BCE recortaría el crecimiento del PIB español en un 0,25% durante el primer año, frente al intervalo del 0,1% al 0,2% de la eurozona, según Morgan Stanley. Afortunadamente, la mayoría de los economistas espera que el BCE eleve su tipo clave de interés en un total de 75 puntos básicos este año. Esto no tendría por qué derivar al país hacia una recesión.
Pero la economía sigue siendo frágil y los economistas predicen un crecimiento del PIB en torno al 0,8% para este año. El encarecimiento del combustible también acorralará a España, que importa la mayoría de su energía. Así que un subida fuerte de tipos sería lo último que necesita ahora mismo.
Fiona Maharg-Bravo