La causa del eterno ajuste inmobiliario
En España hay alrededor de un millón de casas sin vender, y no es por casualidad. Según datos oficiales, la caída de precios desde el clímax del último boom apenas supera el 13%, lo que sitúa los precios a niveles de 2006. Mientras, el descenso de los precios de las casas en Estados Unidos supera ya el 30%, dejándolos donde estaban en 2002.
A finales de 2008, el entonces presidente de la Asociación de Promotores y Constructores, Guillermo Chicote, daba por terminado un ajuste inmobiliario de apenas un año de duración lanzando un vaticinio amenazante: "Que nadie espere que el precio de la vivienda baje un 30% o un 40% porque, antes que eso, le regalo los pisos al banco". Dos años largos después, sus palabras retoman actualidad. Según el Ministerio de la Vivienda, el precio medio del metro cuadrado cerró 2010 en 1.825 euros, el mismo nivel que cinco años antes. El descenso acumulado de precios se limitaría, según esa fuente, al 13%, aunque los tasadores de Tinsa lo elevan al 20%.
Sea como fuere, el ajuste se revela lento, a juzgar por la persistencia de alrededor de un millón de casas sin vender. Y también a la vista de la comparación con otros países que han sufrido el estallido de una burbuja inmobiliaria. Estados Unidos es un buen ejemplo: según la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios, los precios acumulan un descenso desde máximos superior al 30% y han vuelto ya a niveles de 2002. En consecuencia, las ventas en ese país retoman impulso, siempre con la moderación lógica de una coyuntura económica como la actual.
En España, pese al incentivo del fin de la deducción fiscal y la subida del IVA, las transacciones suman descensos consecutivos desde mayo. La causa se puede encontrar en la regla más básica de la teoría económica: cuando el precio no equilibra la oferta y la demanda, no se produce la compraventa.