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Columna
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El momento clave de la banca egipcia

El sistema financiero de Egipto está llegando a la hora de la verdad. Antes de las protestas, el país no tenía crisis económica. Sus bancos y su Bolsa de valores han estado cerrados durante una semana. Cuando vuelvan a abrir, se teme que la agitación política pueda llevar a un colapso financiero. Egipto dice que el banco central volverá a abrir el domingo, mientras que el mercado de valores lo hará al día siguiente. Algo que podría retrasarse si los violentos enfrentamientos entre manifestantes anti y pro Mubarak persisten.

Hasta ahora, los mercados de la región han ignorado en gran medida los disturbios. Poco antes de que el mercado egipcio cerrara, había señales de que los inversores estaban huyendo. Un éxodo de inversores extranjeros sería probablemente manejable. El banco central dice que sus reservas oficiales están en 36.000 millones de dólares. Los activos adicionales compartidos con la banca comercial -vistos como reservas no oficiales- se estiman en alrededor de 20.000 millones. Antes de la crisis, los extranjeros contenían solo el 7% del total de la deuda pública, algo más de 11.000 millones.

Lo que más preocupa es si los egipcios también están asustados. Los ricos podrían decidir cambiar su dinero en oro, dólares o mercados extranjeros. Los pobres, muchos de los cuales son nuevos en la banca, podrían en cambio optar por guardar sus ahorros bajo el colchón. A corto plazo, los bancos serían capaces de reaccionar. Las entidades de crédito están bien financiadas, con relaciones préstamo-depósito de alrededor del 50%. Más de la mitad de los 38 bancos del país son propiedad de grupos extranjeros, que probablemente apoyarán a sus filiales. La banca del sector público se beneficia de un total apoyo del Gobierno.

Sin embargo, los bancos son los principales compradores de bonos del Gobierno. Un pánico bancario sostenido dificultaría al Estado -con un déficit del 8,5% del PIB este año- refinanciar su deuda, cuya vida media está en menos de dos años. Una moneda en declive alimentaría la inflación, empujando más aún los precios de los alimentos. Cualquier inquietud prolongada obligará a Egipto a hacer elecciones más duras. Apuntalar la moneda y los bancos podría acabar rápidamente con las reservas del banco central. Pero dejar los bancos y la Bolsa cerrados erosionaría aún más la confianza. Los controles de capital y los límites de retirada en los bancos pueden ser la menos mala de las opciones.

Una Galani

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