España y el resto de periféricos lideran la escalada del IPC de la zona euro
El IPC español dio un nuevo salto en diciembre para situarse en el 3%, según la última estimación del INE publicada el viernes. Los precios energéticos y las subidas impositivas marcan una escalada que sitúa a España entre los países más castigados de Europa.
Siguiendo la máxima de que a perro flaco todo son pulgas, la inflación comienza a ser una fuente de incertidumbre para la maltrecha economía europea. Según las cifras de Eurostat, el índice de precios de consumo armonizado cerró diciembre con un avance del 2,2%, un nivel desconocido durante los últimos dos años. Pero ese castigo se agudiza, sintomáticamente, en algunos de los países que más están sufriendo los ataques de los mercados. El caso más claro es el de Grecia, con un IPC armonizado que crece al 5,2%, pero también tiran al alza de la media europea países como Bélgica (señalada como otra de las dianas de los especuladores), con el 3,4%, España, con el 2,9%, o Portugal, con el 2,4%.
Según los datos publicados el viernes por el INE, el índice de precios de consumo (cuyo cálculo difiere ligeramente respecto al estándar continental) creció en España un 3%, su máximo desde octubre de 2008. Respecto a noviembre, la subida fue de seis décimas. El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, achacó el viernes cuatro de ellas a la subida de los precios energéticos, y vinculó otra al incremento del impuesto especial sobre el tabaco. Una tendencia que explica el grueso de la senda alcista de los precios, sorprendente en un contexto de consumo privado prácticamente plano.
En los últimos doce meses, el precio del petróleo Brent ha pasado del entorno de los 75 dólares por barril a casi 100; ese 33% de encarecimiento pesa mucho sobre los precios generales de una economía tan dependiente en el ámbito energético como la española. A ello se unen avances similares de los precios de las materias primas, incluidos varios alimentos básicos.
El otro factor explicativo del coyuntural panorama de estanflación (estancamiento económico con subidas notables de precios) es el de los impuestos. Precisamente, la presión de los mercados de deuda ha llevado al Gobierno a un giro presupuestario para ajustar las cuentas, una de cuyas vertientes es la subida del IVA, en vigor desde hace medio año, y de varios impuestos especiales. El Instituto Flores de Lemus cree que la inflación no bajará del 2% hasta finales de año, mientras Funcas prevé que el ejercicio se cerrará en el 1,7%.
En el sombrío panorama de los precios se mantiene un motivo para excluir, de momento, las alarmas: la inflación subyacente, que excluye de su cálculo los componentes energéticos y los alimentos frescos (aunque sí los ascendentes impuestos indirectos), todavía se sitúa en un 1,5%. Al cierre de 2010, las principales subidas de precios se centraron en los capítulos de bebidas alcohólicas y tabaco (15,2%) y transporte (9,2%). Un síntoma claro de que el proceso inflacionista está motivado por los precios energéticos y las subidas impositivas.
Se agudiza la pérdida de poder adquisitivo
El repunte inflacionista de los últimos meses contrasta con la persistente contención de las remuneraciones de los trabajadores. Según los datos de Economía, los incrementos salariales pactados en convenios colectivos permanecen en una media del 1,3% desde el mes de abril del año pasado. Eso significa que, en la actualidad, las mejoras de la remuneración ni siquiera alcanzan a la mitad de la subida de los precios. Ello redunda en una pérdida de poder adquisitivo de los hogares, ya castigados por una tasa de paro que ronda el 20%.Con todo, la patronal CEOE cree que sería "un grave error" tomar como referencia para la actualización de rentas y salarios el IPC de un mes concreto como diciembre, ya que la cifra "no se corresponde con la evolución de los precios internos" de la economía española.En cambio, CC OO cree "imprescindible" fijar cláusulas de garantía salarial en los convenios colectivos con el fin de prevenir y corregir la desviación al alza del IPC, ante el "riesgo" de pérdida de poder adquisitivo.
La cifra
1,5% es el dato de diciembre de la inflación subyacente, que no incluye energía ni alimentos frescos, pero sí los impuestos indirectos.