Rescatar a Portugal para salvar a España
Después de un breve descanso, los jugadores vuelven a la mesa y el juego continúa. Ahora es el turno de Portugal. Los mercados financieros quieren saber si la eurozona rescatará a su último miembro con problemas financieros. Los Gobiernos no quieren enseñar sus cartas y Portugal dice que no necesita ayuda. Al menos por ahora.
La historia sigue el patrón de Grecia e Irlanda, pero esta vez parece que los grandes Gobiernos quieren evitar el desbarajuste de los dos casos anteriores. Es lógico, pues hay algo más importante en juego que Portugal. Francia, Alemania y el BCE ven en Lisboa la última línea defensiva contra una crisis potencialmente sistémica: el rescate de España.
Ocuparse de Portugal, con un desembolso de 60.000 a 80.000 millones de euros, entraría dentro de las posibilidades del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). Sofocaría la crisis ibérica, según los partidarios de un abordaje preventivo.
El rendimiento de los bonos de Portugal a 10 años ronda el 7%. Lisboa cree que puede financiarse a tasas ligeramente inferiores a las que pediría el FEEF a tres años. También espera que el crecimiento sea algo mejor de lo previsto y se cumplan los objetivos de reducción del déficit.
No obstante, el rendimiento actual es reflejo de la intervención del BCE sobre la deuda portuguesa y no ilustra los precios del mercado real. Además, el BCE está dejando clara su actuación a regañadientes, al tiempo que presiona a los Gobiernos a ser más decisivos. Mientras tanto, la situación política de Portugal -el Gobierno minoritario necesita a la oposición para sus planes fiscales- mantiene el estigma asociado a recurrir a la UE y al FMI.
Los líderes de la eurozona deben lidiar también con la situación de Bélgica, sin Gobierno durante meses, y los mercados empiezan a notarlo. El diferencial sobre el bono alemán ha subido 40 puntos básicos desde principios de año. Con rendimientos todavía dentro de la zona de confort, es poco probable que Bélgica necesite rescate. Aun así, el rey está instando al gobierno a seguir con la austeridad y los recortes.
El nuevo frente belga se suma a la sensación de emergencia y conviene atajar con prontitud una crisis potencial para que España pueda protegerse. Si eso significa una severa presión sobre los Gobiernos reticentes, que así sea. En la eurozona, se terminaron los días de total soberanía fiscal.
Pierre Briançon