La empresa no va a la universidad
Los empresarios creen que los campus no están preparados para ejercer de motor de desarrollo económico.
Cerca de la mitad de las empresas españolas (46%) no ha tenido ninguna relación con la universidad todavía. Este dato es levemente inferior al obtenido en 2004, donde el porcentaje se situaba en el 53%. Por otro lado, el principal vínculo entre universidad y empresa son los convenios para incorporar estudiantes o titulados en prácticas (77%), ya que permiten a las compañías obtener ventajas económicas en términos de contratación laboral. En las empresas de más de 200 trabajadores este porcentaje aumenta hasta el 85% y, asimismo, son estas organizaciones las que más utilizan los servicios de la universidad para incorporar titulados (70%).
No obstante, y de forma genérica, la empresa española valora ahora menos su relación con la universidad que hace seis años, tanto en términos de convenios de prácticas, como de contrato de servicios (investigación, formación asesoramiento...) y de destinación de recursos (subvenciones). En este último punto, cabe destacar que solo el 23% de las empresas encuestadas actúa como proveedora de bienes o servicios de la universidad, porcentaje algo superior al 17% que se alcanzaba en 2004. Todos estos datos aparecen en el estudio La Universidad y la empresa española 2010, elaborado por la Fundación CYD (Conocimiento y Desarrollo), entidad que preside Ana Patricia Botín. El citado informe pretende descubrir las principales tendencias en las relaciones entre empresa y universidad en nuestro país y poner de manifiesto sus posibles disfunciones.
Las empresas encuestadas (55%) consideran que la universidad no dispone de una organización apropiada para ejercer de motor de desarrollo económico.
El 88% de las empresas cree que la universidad debe favorecer la creación de empresas
Empeora la valoración de la universidad como motor de desarrollo económico. El 55% de las empresas encuestadas considera que la Universidad no dispone de una organización apropiada para ejercer de motor de desarrollo económico. Este porcentaje es superior al 43% detectado en 2004, y contrasta con el 11% de respuestas positivas. Asimismo, un 66% de empresas no se consideran suficientemente comprometidas con el modelo actual de universidad (60% en 2004), en contraste con el escaso 7% de opiniones positivas.
A pesar de este empeoramiento en la valoración empresarial, existe una amplia correspondencia entre lo que se espera de la universidad en cuanto a su papel en el desarrollo económico, y sus tareas efectivas. La única excepción aquí es el alto índice de dificultad por parte de las pequeñas y medianas empresas para interactuar con el ámbito académico, aspecto que ocupa el último puesto en las tareas universitarias. y en cambio es una expectativa empresarial media.
La práctica totalidad de los encuestados (99%) considera que la universidad debe promover las actitudes emprendedoras de los estudiantes. Asimismo, un 24% de los empresarios considerado insatisfactoria la formación actual de los titulados respecto a los requerimientos reales de los puestos de trabajo, frente al escaso 14% que valoró dicha formación de forma positiva. Estos porcentajes contrastan con los obtenidos en el Informe de la Fundación CYD de 2004, donde la opinión mayoritaria fue satisfactoria, con un 37%. Entre los aspectos puntuales que deberían mejorar los actuales planes de estudios, los empresarios consultados señalan los idiomas, la formación de carácter práctico y las habilidades directivas. Otro dato que se destaca en el citado estudio, es la escasa relevancia de la universidad en la formación continua de las empresas. Más del 88% de las empresas encuestadas declaró haber invertido en recursos en formación, frente al 70% de respuestas positivas obtenidas en 2004. En el caso de las empresas con más de 200 empleados, el porcentaje se incrementa hasta su práctica totalidad (98%). Sin embargo, se detecta que las prioridades de formación de las empresas están cubiertas en su mayor medida por el propio departamento de formación de la compañía, u otras empresas externas especializadas, mientras que el recurso de la universidad resulta marginal.
Concretamente, solo el 19% de las empresas encuestadas afirma que ha recurrido a la universidad para cursos de formación no diseñados exclusivamente para sus empleados, mientras que apenas el 4% afirma haber recurrido para cursos diseñados a medida. Este último valor representa una disminución del 50% respecto al 2004.
Asimismo, cabe destacar que, entre las empresas que no han recurrido a la universidad para realizar formación continua, un 38% desconocía que existen cursos generales a tal efecto, y hasta un 43% de los encuestados, afirmó desconocer la posibilidad de que se elaboren programas y cursos específicos para sus trabajadores.
Estos resultados corroboran los ya obtenidos el año 2004 y, en consecuencia, el citado informe urge a llevar a cabo una reflexión sobre la formación continua en la universidad, pues se trata de una de sus principales funciones sociales, pero las empresas no tienen la percepción de que se esté cumpliendo con tal cometido y están lejos de identificar a la universidad como principal agente en este ámbito.
Existe una óptima predisposición, pero el trabajo efectivo aún es discreto en la transferencia de tecnología. El 88% de las empresas encuestadas considera que la universidad debe favorecer la creación de empresas de base tecnológica mediante la aportación de recursos humanos, físicos y financieros.
Asimismo, un porcentaje muy similar, el 86% opina que es conveniente potenciar la estancia de profesores universitarios en las empresas y de personal investigador, especializado de las empresas en el sector académico.
No obstante, solo un 14% de las empresas encuestadas afirma que ha recurrido a la universidad para desarrollar proyectos de I+D, mientras que un 17% afirma que ha contratado actividades de consultoría, estudios y asesoramiento.
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Más del 90% de los emprendedores prevé un aumento de sus ingresos en los próximos 12 meses, según una encuesta realizada por Deloitte en Reino Unido. De este porcentaje, el 56% piensa que su negocio crecerá más del 10% respecto al año anterior, mientras que el 36% considera que este aumento no llegará al 10%. Solo un 8% de los encuestados cree que su negocio no crecerá o registrará pérdidas.Respecto a las previsiones a largo plazo, los emprendedores se muestran optimistas. Nueve de cada diez considera que el porcentaje de crecimiento de sus ingresos alcanzará las dos cifras de aquí a tres años e, incluso, cuatro de cada 10 piensan que superará el 50%.En relación con los indicadores de negocio, para el 43% de los encuestados el porcentaje de ingresos es el indicador clave para conocer el crecimiento de la empresa, mientras que el 33% antepone la rentabilidad a la hora de analizar si su negocio goza de buena salud.En opinión de los encuestados, durante los próximos 12 meses, las principales estrategias que utilizarán para aumentar el crecimiento empresarial serán la inversión y el crecimiento orgánico (25%), el desarrollo de nuevos productos y servicios (22%) y la entrada en nuevos mercados (16%). En este sentido, el 23% optaría por la entrada en nuevos mercados como opción preferente para aumentar sus ingresos a largo plazo.Reino Unido, Europa Occidental y Estados Unidos son los mercados preferidos por la gran mayoría de los emprendedores (84%) para desarrollar estrategias de crecimiento del negocio. Solo el 1,5% baraja China entre sus prioridades de crecimiento y menos del 1% se establecería en India o Brasil.
Recomendaciones
Gobierno. El sistema universitario debe modificar los sistemas de gobernanza en las universidades.Aumentar sustancialmente el nivel de internacionalización de los campus.Modificar las pautas de financiación, asociando los recursos a los objetivos, y plantear una política de recursos humanos que permita desarrollar estrategias.