Obama y la reunión de CEO
El encuentro de Obama el pasado miércoles con los líderes empresariales de EE UU es un símbolo hacia la reconciliación. Esto debería complementar otros actos como el acuerdo comercial con Corea o temas fiscales. Sin embargo, para reducir el cisma con los CEO, debe ser prioritario en la agenda de Obama para 2011 el impuesto de sociedades y la reforma de la regulación.
A corto plazo, pueden estar decepcionados con la sustitución de Larry Summers como director del Consejo Económico Nacional. La Administración cuenta con pocos miembros con experiencia fuera de tareas de Gobierno. La salida de Summers crea un agujero, y el mundo empresarial espera una persona que haya construido un negocio. Un banquero de inversión no es lo que tienen precisamente en mente.
A más largo plazo, la principal decisión de la Casa Blanca para los empresarios es la reforma del complejo y poco competitivo impuesto de sociedades. Si Japón rebaja sus tasas, empataría con EE UU como el país con mayores tipos de las naciones avanzadas. Sería bueno una reducción de la tasa y la sustitución del actual sistema de amortizaciones.
Y también buscan un alivio normativo tras la aprobación de las reformas sanitaria y financiera. Obama debería considerar la propuesta de suprimir una norma que afecte a las empresas por cada nueva que adopte. Y actuar en busca de unos reguladores más eficientes.
Pero lidiar con el déficit sigue siendo la prioridad. En 2020 alcanzaría con las leyes actuales 16 billones de dólares, con unos pagos de intereses anuales del 3,4% del PIB. Solo con elevarse un 1% el tipo a largo plazo supondría otro billón. Como los CEO posiblemente dijeron a Obama, es muy difícil gestionar sus negocios con estos mimbres fiscales.
J. Pethokoukis