Cómo ser más empleable en tiempos de incertidumbre
La AED edita una guía para diseñar una carrera sin altibajos.
Un sueldo en constante crecimiento, un trabajo o un puesto para todo la vida. Son conceptos que han ido desapareciendo poco a poco de la mente de los profesionales. Cada vez más, los currículos están repletos de proyectos cada vez más diversos y de trayectorias interrumpidas. Todo ello afecta, por supuesto, a los ingresos, que no son homogéneos de año en año. Por tanto, la Asociación Española de Directivos (AED) recomienda, en una guía que acaba de editar para fomentar la empleabilidad, la gestión individual de la carrera profesional, en lugar de dejarse llevar por la corriente y pensar que nunca habrá cambios.
El directivo, o cualquier profesional, ha de ser empresario de sí mismo y como tal debe tener su propio plan estratégico, como si se tratara de una organización empresarial. "De esta manera obtendrá un mayor rendimiento y superará con mucha mayor entereza los avatares que le depare el destino, añadiendo valor a las compañías para las que trabaja y a la sociedad", sostiene el informe. En definitiva, es necesario potenciar la empleabilidad, o lo que es lo mismo, el esfuerzo que debe hacerse para mantener el atractivo profesional ante los demás. Se trata de seguir siendo objeto de deseo. Para empezar, conviene realizar un ejercicio de autoevaluación para determinar cuáles son los puntos fuertes y las áreas de mejora. La evaluación conviene hacerla con la ayuda de terceros, con el fin de que sea lo más objetiva posible. A partir de ahí, hay que establecer un plan de mejora continua.
Conviene, además, aumentar la adaptabilidad, lo que conlleva adaptarse a los cambios. Es difícil adivinar la tendencia de éstos, pero lo que es seguro es que existirán. Y esos cambios pasan por aceptar la movilidad, ya sea geográfica o funcional.
Evitar la soberbia. No hay que ser soberbios en el ejercicio de la actividad profesional por importante que sea el cargo. No solo por el daño que se pueda infligir a la empresa o a otros colegas, sino también por el daño que se ocasiona a uno mismo a largo plazo. "Ni el dinero ni el poder hacen mejores personas. Es más efectivo mantener una actitud de bajo perfil, sin perjuicio de combinarla con grandes dosis de proactividad y positividad", dice el informe de AED, entidad que agrupa a 1.700 directivos.
Las redes de contacto, o networking, son decisivas en estos momentos, ya que permitirá no solo tener opiniones objetivas externas en el proceso de autoconocimiento sino que también dará otra perspectiva en el análisis de los problemas profesionales. Es preciso preparar un plan de formación, tanto en idiomas (inglés imprescindible, más otro) como en las materias derivadas de los posibles puntos débiles detectados en la autoevaluación. Es necesario fijarse objetivos personales y profesionales claros.
Disfrutar del ocio y de otras actividades es favorece tener una personalidad equilibrada y rica. Importante también es gestionar de manera prudente el patrimonio, lo que concederá cierta independencia económica. Cada uno en función de sus rentas debe ser capaz de generar un cierto ahorro que, de forma acumulativa. En AED animan a ahorrar con método, no apalancar el patrimonio en inversiones especulativas y endeudarse con prudencia. Los caprichos, al contado.