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Europa, pendiente de los artistas de Francfort

"La labor del prestamista de último recurso ante una debacle está plagada de ambigüedades y dilemas. (...) En estas circunstancias, más que una ciencia la intervención se convierte en un arte".

Las palabras de Kindleberger y Aliber en su clásico sobre la historia de las crisis financieras resonarán mañana en la reunión del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo en Francfort.

El taller de artistas dirigido por Jean-Claude Trichet se enfrenta a una de sus obras más delicadas. Y las tendencias pictóricas que conviven a orillas del río Meno pueden dejar el lienzo financiero de la zona euro cubierto de trazos de liquidez o cegar de un brochazo el ojo del inversor.

Hacia esta última solución se inclinan los representantes en el Consejo del arte bruto como los alemanes Axel Weber, presidente del Bundesbank, o Jürgen Stark, influyente miembro del comité ejecutivo del BCE, enemigos ambos de la compra de bonos o la financiación barata de los bancos en dificultades.

Trichet, aunque francés como Dubuffet, no parece seguir esa corriente, y podría defender mañana una intervención de trazos muy medidos, con una ampliación de la compra de deuda pública y una prolongación del cordón umbilical del BCE con el sector financiero.

Mañana veremos qué escuela se impone. Pero ya se sabe que las broncas artísticas pueden acabar muy mal.

Para unos y otros, algunas reflexiones de Manias, panics and crashes:

“La evolución del ‘Arte del banquero central’ durante los últimos doscientos años tiene como seña identidad la evolución del concepto de prestamista de último recurso”.

“El prestamista de último recurso está listo para frenar una estampida (…) proporcionando tanto dinero como sea necesario”.

"¿Con cuánto dinero? ¿Para quién? ¿En qué condiciones? ¿Cuándo? Estas preguntas acechan al prestamista de último recurso, que afronta el dilema de que los inversores piensen que los bancos y otros privilegiados acreedores recibirán apoyo en caso de dificultades, lo que reducirá su prudencia en el siguiente boom".

"Sin embargo, si en medio del pánico la estampida no se frena (…) la venta de activos para minimizar pérdidas puede llevar a la bancarrota a un gran número de empresas, que hasta entonces eran solventes y estaban bien capitalizadas".

"Los argumentos en contra del prestamista de último recurso han sido continuos. (…) El más tajante fue de Herbert Spencer. ‘Proteger al hombre de los efectos de su locura lo único que consigue es llenar el mundo de locos'. Un punto de vista comprensible en una era Darwiniana".

"Los bancos centrales suelen tener normas. Cuando no se pueden romper con facilidad, a menudo surgen problemas. También hay problemas cuando las normas se rompen con demasiada facilidad".

"'Demasiado poco, demasiado tarde’ es una de las frases más tristes en la jerga de los bancos centrales y de cualquier actividad. Pero ¿cuánto es bastante? Y ¿cuándo es el momento adecuado?

"La gestión del tiempo es un arte. Eso no dice nada y lo dice todo".

Textos: Charles P. Kindleberger and Robert Aliber, Manias, Panics, and Crashes: A history of financial crisis, New Jersey, John Wiley & Sons, 2005 (5ª ed.). (Fragmentos traducidos por B. dM.).

Imagen: Obra del artista lituano Vytautas Balčytis, expuesta este año en la sede del BCE en Francfort durante la 16ª exposición de arte contemporáneo organizada por la autoridad monetaria europea.

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