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A fondo

En brazos de su histórico enemigo

A priori no parece fácil que Ebro entre en el consejo de Sos sin tener peso en su gestión.

Sos no nos va a aportar el cambio sustancial que estamos buscando". El presidente de Ebro, Antonio Hernández Callejas, aseguraba el pasado marzo que el negocio arrocero de su principal competidora española estaba en su punto de mira -Sos lo colocó en el mercado para tratar de reducir su abultada deuda, pero ninguna de las ofertas le satisficieron- pero que no iba a pagar un sobreprecio por él.

Cambio estratégico o no, lo cierto es que a nadie le amarga un dulce. La posibilidad de cerrar el año como accionista de referencia de tu rival de toda la vida y, además, hacerse con el negocio contra el que siempre has competido era demasiado golosa como para rechazarla. Según fuentes próximas a las negociaciones, el desembarco de Ebro en Sos ha sido rápido, sigiloso y satisfactorio para ambas partes. Aseguran que las conversaciones comenzaron hace menos de un mes y apuntan que fue Sos la que dio el primer paso.

Y, al menos a priori, todos ganan. Sos necesitaba dar un golpe de mano con el que ganar credibilidad. El lunes, el primer día de cotización de los derechos de su ampliación de capital dineraria de 200 millones de euros, el desplome superó el 60%. Muchos creyeron ver la mano de Jesús Salazar que trataría de colocar en el mercado los derechos ante la imposibilidad de acudir a la ampliación. Pero Salazar tiene sus sociedades administradas concursalmente, después de que se descubriera que fueron el instrumento a través del que desvió, presuntamente, fondos desde las cuentas de Sos.

Si no era Salazar, otra de los posibles culpables de este desplome eran las cajas andaluzas. Podrían haber puesto la venta sus derechos si, como parece probable, no acuden a la ampliación de capital de Sos. No en vano, hasta ahora solo Caja Madrid ha reconocido que elevará su participación en Sos. La caja madrileña trataba así de dar así respaldo a la gestión de Mariano Pérez Claver a quien colocó como cabeza visible de Sos tras la marcha de Salazar. No hay que olvidar que la entidad presidida por Rodrigo Rato entró en el capital de Sos justo antes de que se levantara la tormenta por la presunta estafa de su ex presidente y Pérez Claver ha sido el encargado de encabezar una reestructuración que parecía -y está siendo- difícil.

Pero Ebro ha salido en su rescate, aunque haya sido Sos el que lo haya provocado. Un aliado perfecto en el que los inversores confían y que puede ser clave para cerrar una refinanciación que Sos tenía cuesta arriba si no lograba cerrar la ampliación de capital. Ebro es una empresa del Ibex, saneada, con casi 800 millones disponibles para realizar adquisiciones y que está a punto de culminar su entrada en el mercado australiano a través de la compra de SunRice.

Lejos parecen quedar los tiempos en los que se llegó a especular con la posibilidad de que Sos entrara en el accionariado de Ebro, pero eso pasó hace ya cinco años. De hecho, Jesús Salazar aseguraba en 2006 que tenía en mente arrebatar a Ebro el liderazgo en el negocio arrocero. Su idea se quedó en el olvido. La única vía que le resta a Salazar es manifestar su oposición al abrazo de Ebro y a la venta del arroz en la junta extraordinaria de accionistas que se celebrará el próximo año, ya que ambas empresas quieren cerrar todos los términos de la operación antes del 30 de marzo.

¿Y quién va a mandar a partir de ahora? No parece factible que Antonio Hernández Callejas vaya a tener un puesto en el consejo de administración de Sos sin tratar de ser uno de los gestores del negocio. Al final todo dependerá de si Sos consigue nuevos inversores en su ampliación de capital y del papel que éstos quieran jugar. A día de hoy el consejo está dominado por nombres más vinculados a la banca que al negocio aceitero y es posible que en un breve plazo de tiempo, cuando se culmine la reestructuración de su deuda, también se reorganice el órgano de dirección.

Otro de los interrogantes que queda sobre la mesa es qué hará la banca acreedora, si dará vía libre a la venta del arroz sin poner trabas o si será puntillosa a la hora pedir garantías para que Sos siga generando un volumen suficiente de ventas para sanear los casi 1.000 millones que seguirá teniendo como deuda, pero sin contar con los ingresos del negocio arrocero. A priori, parece que la banca puede ser proclive a la venta. No en vano cuando hace meses Sos puso en el mercado el negocio se llegó a barajar un precio de 130 millones -aunque otras fuentes aseguraban que Sos pedía hasta 200 millones por el arroz- y finalmente va a desprenderse de él por 195 millones. Sin embargo, el pool de bancos acreedores de Sos suma casi medio centenar de entidades y no hay que descartar que alguna salga meticulosa y ponga trabas.

Quien no pondrá problemas es el Gobierno. La ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Rosa Aguilar, reconoció ayer que el Ejecutivo está más que satisfecho porque "la empresa líder mundial en el mercado del aceite de oliva siga en manos de capital español", aunque aún puede dar entrada a algún accionista de referencia extranjero. Y tal y como está la economía no es el momento de perder el control de una empresa clave para el sector primario. El sábado, Hernández Callejas acudirá al encuentro del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con los principales nombres de la industria española y no habría que descartar alguna felicitación por el capote a su histórico enemigo.

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