Retos en el mercado de bonos locales
El normalmente serio mercado de bonos municipales de EE UU está generando titulares por razones equivocadas. La rentabilidad de los bonos exentos de impuestos, el aparcamiento de los inversores adinerados en busca de beneficios fiscales, ha aumentado esta semana, un minideshielo que ha inducido a la Autoridad de Agua y Alcantarillado del Condado Gwinnett y otros a conseguir ofertas por más de 3.000 millones de dólares.
Hay hueco para la vigilancia, especialmente dado el constante bombardeo de anuncios sobre las finanzas de los Gobiernos estatales y locales. La última debilidad del mercado, sin embargo, parece tener su origen no en los pasillos de Sacramento, Springfield o los capitolios de otros Estados, sino en extraordinarios, aunque temporales, factores de oferta y demanda en un mercado conocido por su falta de liquidez.
En primer lugar, los 24.000 millones de dólares de nueva deuda municipal originalmente programada para esta semana probablemente fue el doble de la oferta habitual. Ha ido destinada a causar indigestión, especialmente después de un pico en la rentabilidad del Tesoro a 30 años, desencadenado en parte por el último programa de compra de bonos de la Reserva Federal.
El programa Build America Bond, o BAB, que consiste en subvencionar los préstamos federales gravados por el Estado y los Gobiernos locales, ha atraído hasta ahora un 25% de las nuevas emisiones de bonos fuera del tradicional mercado exento de impuestos este año. Si el programa no se extiende más allá de diciembre, los inversores en el mundo de los bonos municipales con beneficios fiscales podrían sacar ventaja.
Los emisores han estado saliendo fuera. California, por ejemplo, todavía vende una cantidad récord de deuda. Tuvo que pagar un precio extra -debido a que la deuda del próximo año cotiza al 1,75%, frente al 1,5% esperado por el Estado-, pero recaudó 10.000 millones a un ritmo todavía muy bajo.
El mercado de bonos municipales no está exento de retos a largo plazo. Ciudades, condados y municipios son vulnerables si la economía no se recupera y las quiebras no son tan remotas como parecían. Pero a diferencia de las preocupaciones sobre Grecia e Irlanda en Europa, hay pocos problemas inminentes para grandes estados como California. No parece que haya mucho combustible para alimentar el fuego de la alarma.
Agnes T. Crane