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Prevé ahorrar 15.000 millones

Dublín ultima un plan de ahorro que le permitirá evaluar el coste del rescate

Entre demandas de dimisión y conversaciones con la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno de Dublín última hoy los detalles de su plan de ajustes cuatrienal, un texto clave para determinar el coste final del rescate financiero a Irlanda.

Según un portavoz oficial, el informe podría presentarse, tras numerosos retrasos, a principios de la próxima semana y, si éste cuenta con el visto bueno de la UE y el FMI, los expertos de estos organismos podrían finalizar su misión en Dublín pocos días después.

El citado plan tiene previsto ahorrar unos 15.000 millones de euros y reducir así el déficit de Irlanda hasta el 3% en 2014, después de cerrar este año en un insostenible 32%.

La primera fase de ese plan echará a rodar el 7 de diciembre si el Parlamento de Dublín acepta los presupuestos generales del Estado para 2011, que contemplan unos recorte iniciales de hasta 6.000 millones de euros.

La UE, representada por la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE), y el FMI podrían modificar esa cifras, ya que como sucede con el sistema bancario nacional, las previsiones del Ejecutivo de Dublín suelen quedarse cortas.

El pasado septiembre, el Gobierno tasó la factura del rescate de su banca en 50.000 millones, pero solo tres meses después algunos análisis lo elevan hasta casi 70.000 millones.

Además, el agujero de los bancos continúa creciendo. La entidad Allied Irish Banks (AIB), nacionalizada el pasado septiembre, anunció hoy que la falta de confianza de los mercados internacionales ha provocado una fuga de depósitos desde principios de este año de 13.000 millones de euros.

Por otra parte, el también estatal Anglo Irish Bank obtuvo hoy en una votación celebrada en Londres, el apoyo mayoritario de sus titulares de bonos a la oferta de canje de deuda lanzada por la entidad, lo que implica que tendrán que asumir también parte de las pérdidas.

A falta de números concretos en las negociaciones de Dublín, el primer ministro irlandés, Brian Cowen, calificó hoy de "francas" y "constructivas" las conversaciones que mantiene su Ejecutivo con la comisión técnica para preparar un plan de rescate financiero.

Y por primera vez, el "Taoiseach" (primer ministro) reconoció que Irlanda no podrá salir de la crisis por sí misma.

"Creo -dijo- que es importante reconocer cual es la situación. El Gobierno está inmerso en conversaciones con colegas y con las instituciones de la UE para ver, si Irlanda lo solicita, qué forma tomará el plan (de rescate)".

"Creemos que tenemos mayoría (parlamentaria) para sacar adelante los presupuestos (generales para 2011) y tenemos ahora trabajo que hacer para asegurar que los asuntos que está afectando al euro y a Irlanda se resuelven. Se están desarrollando conversaciones constructivas sobre esto", explicó Cowen.

"El Taoiseach" rechazó así los llamamientos de la oposición para que presente su dimisión y convoque unas elecciones generales para el próximo mes de diciembre.

Desde el final de la Guerra Civil irlandesa (1921-1922), este país no ha "vivido un día tan negro", afirmó hoy Eamon Gilmore, líder del Partido Laborista (tercera formación nacional), el político mejor valorado en la isla y, según las encuestas, el próximo primer ministro.

Para el dirigente del principal partido de la oposición, Enda Kenny, del conservador Fine Gael, el Gobierno ha llevado al país a la "bancarrota" y su "incompetencia ha resultado en la llegada del FMI y el potencial sacrificio de su soberanía económica".

"El Gobierno no tiene el mandato o la autoridad para negociar con la UE y con el FMI en nombre del pueblo irlandés", recalcó Kenny, quien también hizo un llamamiento para defender la independencia fiscal de este país.

En este sentido, el Gobierno continuó delimitando sus "líneas rojas" de cara a la negociación con la CE, el FMI y el BCE.

Varios miembros del gabinete recordaron hoy que, según el texto del Tratado de Lisboa de la UE, los asuntos fiscales son cuestiones que sólo competen a los Gobiernos nacionales.

Así, Cowen consideró "innegociable" la reducción, por ejemplo, del impuesto sobre sociedades, que actualmente es del 12%, una tasa que algunos socios comunitarios califican de competencia desleal.

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