El G-20 pospone las medidas para lograr el reequilibrio global
El G-20 llegó el viernes a un acuerdo de mínimos que pospone a la primera mitad de 2011 el examen y las medidas a tomar para frenar los desequilibrios globales. En materia de divisas, China evita ser singularizada a diferencia de EE UU, a quien se alude por la distorsión del dólar causada por la Fed.
La cumbre de Seúl ha puesto de manifiesto que el G-20 funciona mejor bajo la presión de la crisis. Los líderes de las mayores economías se pusieron de acuerdo en pocos puntos y pospusieron muchas soluciones a problemas urgentes. Una de las cosas que reconocieron es que hay excesivos desequilibrios en las cuentas corrientes. Es algo que EE UU quiere modificar para conseguir no solo un crecimiento más estable y sostenible sino por el efecto que la corrección tendrá sobre las divisas.
Ahora bien, los jefes de gobierno no terminan de coincidir en el análisis de qué está disparando estas asimetrías externas y aunque aceptan someterse a un examen para verificar si por separado se ajustan al objetivo conjunto de reducirlas, no han dicho cómo lo harán. El examen, en el que participará el FMI, se hará usando "unas guías indicativas compuestas de un abanico de indicadores". Pero en el comunicado ni siquiera se definen vagamente de estas guías, algo que se pospone al primer semestre de 2011.
El secretario del Tesoro, Tim Geithner propuso hace un mes en la reunión de Gyeongju un límite del 4% a los déficits y superávits comerciales, pero fue muy criticad, sobre todo por países con saldos positivos como Alemania y China. La canciller alemana, Angela Merkel, desconfía de los límites numéricos y dice que Alemania tiene superávit por la competitividad de su economía. EE UU por su parte, lamenta la escasa demanda interna de estos países porque no le permiten aumentar sus exportaciones.
El acuerdo sobre estas "guías indicativas" es lo mínimo que se esperaba de una cumbre que en materia de divisas no ha avanzado mucho sobre lo aprobado en Gyeongju. Entonces también se habló de avanzar a sistemas de cambio flexibles que reflejen los fundamentos económicos y se obtuvo el compromiso de "no hacer devaluaciones competitivas ".
En las negociaciones se habló de divisas infravaloradas, como el renminbi, pero de nuevo, China (un país con 2,65 billones de dólares en reservas que usa para comprar deuda soberana) evitó ser singularizada en el comunicado.
EE UU sin embargo, fue indirectamente aludido después de que la Fed anunciara una polémica segunda ronda de política monetaria cuantitativa cuya consecuencia es la devaluación del dólar. Los países emergentes se han quejado y el G-20 abre la puerta a que estas economía puedan tomar medidas para controlar la entrada de capitales externos para rebajar la tensión en sus monedas.
Pese a la ausencia de críticas a China, Barack Obama, el presidente de EE UU dijo en una rueda de prensa que este país infravalora su moneda, "gastando enormes cantidades interviniendo para mantenerla por debajo de su valor".
Apoyo a Basilea III y a la supervisión de derivados
Los miembros del G-20 han dado por buenos los acuerdos de Basilea III con los que se refuerza el nivel de capitalización de la banca cuantitativa y cualitativamente. Además han dado el espaldarazo a la recomendación del Consejo de Estabilidad Financiera de regular a los bancos que pueden presentar riesgos sistémicos (son muy grandes para dejarlos caer), entre ellos el Santander y el BBVA. Eso sí, no hay acuerdo en proponer si a estas instituciones deben exigírseles mayores ratios de capital.El G-20 también ha considerado apropiado que se vigile la supervisión del mercado de derivados, se estandaricen la mayor parte de estos contratos para ganar en transparencia, y que en materia de agencias de calificación de deuda se reduzca la obligación de depender de sus veredictos.